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Ana María Vázquez
Luego de ser nuevamente expuesto el caso Cassez y de que nuevamente ha vuelto a la palestra la tortura de Cárdenas Palomino y García Luna hacia los testigos, me pregunto ¿por qué aún permanece en la cárcel Israel Vallarta?, sin sentencia, con régimen de visitas tan restringido que solo puede hacer llamadas de 10 minutos (que a veces son 6 u 8).
Del caso sé menos que tú, ya que quizá estás viendo la miniserie, yo en cambio apenas comencé a leer a Volpi, el libro en el que se basó la serie.
Me da la impresión de que lo ingresaron y tiraron
la llave, con la intención de que no saliera nunca o que lo hiciera como otro de los inculpados, como David Orozco, un vendedor de ropa en los tianguis al que mediante tortura y amenazas lograron que declarara culpable a la francesa y también cómplice de una banda que nunca existió por un delito que a todas luces fue fabricado.
Detenido en agosto de 2009, David Orozco fue sentenciado a 68 años por un delito que no cometió, aunque en 2014 el juez ordenó eliminar su sentencia
y reponer el proceso. De nada sirvió: en septiembre de 2020 Orozco murió debido a un tumor provocado por una golpiza durante la tortura.
Con el poder que le daba una “charola”, elementos de la PF de entonces se dedicaron a armar y documentar un caso inexistente, sembrar pruebas y fabricar culpables, todo bajo la anuencia de los mandos superiores; una trama tan intrincada que tal vez sea eso lo que no ha permitido que Vallarta vea la luz de la libertad.
No fue sino hasta que amenazaron a Orozco con ir por su familia, su mujer y su hijo e hija y amenazar con tortura y violación, además de inculparlos también en ese o cualquier otro delito que implicara la pena por varios años que Orozco aceptó “hablar”.
Nervioso y mirando hacia un lado de la cámara insistentemente, pareciera leer lo que otros habían escrito para inculpar a la francesa y así redondear el “caso”. Hoy por hoy hay gente que tendría que estar dentro, no son todos los que están, será que en algún momento se haga justicia y los implicados como Vallarta puedan estar en libertad.
La esposa de David Orozco no recibe alguna pensión del gobierno, Silvia, su viuda y sus dos hijos, que ahora son unos jóvenes, esperan por lo menos una disculpa de parte de los que hicieron que su vida cambiara para nunca volver a la normalidad.