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Javier Lagunas
Durante su conferencia matutina del pasado viernes 26 de agosto, respecto a que la Guardia Nacional dependa directamente de la SEDENA y a la negativa de sus detractores (políticos, mediáticos y algunos grupos empresariales), el presidente fijó su postura: “Si fuese un asunto de capricho pues yo diría: “yo termino en el 24, ya que vean qué hacen, porque mientras yo esté aquí pues vamos a estar cuidando que la Guardia Nacional actúe con rectitud y operativamente bajo el mando de la Secretaría de la Defensa”.
Así, ante la alta probabilidad de que la reforma constitucional para que ello ocurra no sea aprobada (pues requiere mayoría calificada y no simple), AMLO insiste en hacerles ver que, si no es mediante una reforma a la Carta Magna, será mediante un Decreto Presidencial; en pocas palabras les dice, el resto de mi sexenio ese cuerpo de seguridad estará a cargo de la SEDENA.
Y remata: “entonces, si el Poder Legislativo y el Poder Judicial opinan lo contrario, pues yo ya cumplí y se acata lo que diga el Poder Legislativo y el Poder Judicial, porque somos independientes”.
¿Qué mensaje lleva tal aseveración?: Que él está trabajando y solicita se modifique el marco legal para que la Guardia Nacional NO se corrompa como la desaparecida Policía Federal y cumpla su objetivo de combatir la inseguridad en el país. Al mismo tiempo informa a los mexicanos o a la mayoría de ellos (que reclaman por la inseguridad), que no será el presidente quien falle, sino el PAN, el PRI y el PRD en las Cámaras que no aprobarán tal reforma; el pueblo sabrá que ustedes y no yo, propiciaron que ese problema no se resuelva –les advierte a sus opositores.
