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Jorge Gómez Naredo
Los actos de violencia comenzaron el martes pasado en Guanajuato, y horas después, en Jalisco: autos quemados y agresiones a la población civil. Los medios gritaron “terror”.
Al día siguiente, Ciudad Juárez, en Chihuahua: más autos quemados, caos, imágenes terribles. Historias que indignan a cualquiera. Fallecen civiles. Los medios repiten: “terror”.
Y un día después, varias poblaciones de Baja California. La misma dinámica: autos incendiados, agresiones a la población civil y grupos armados en las calles. Los medios vociferan: “terror”, y agregan un “AMLO no puede”.
Es extraño que estos actos se dieran prácticamente de forma coordinada y no como reacción al arresto de un capo. Los cárteles no se suelen arriesgan a acciones como éstas. Lo hacen, pero en casos
muy específicos, y sólo quema autos, no agreden a población civil ni disparan a ciudadanos. Por eso, surge la pregunta, ¿quién está detrás de estos actos? ¿Cuál es la intención en perpetrarlos? ¿A quién o a quiénes benefician?
Las estrategias para desestabilizar a un gobierno democráticamente electo suelen pasar por llevar a cabo acciones para generar climas de “ingobernabilidad” y “terror”, y eso es lo que parece ser que los hechos violentos buscan establecer, y también los discursos que, desde la oposición y la prensa, se han dado: “caos”, “terror “ingobernabilidad”, “AMLO no puede”, “AMLO se debe ir”.
Así pues, la pregunta de quién está detrás de estos actos violentos, y a quiénes benefician, no es una pregunta que esté fuera de lugar, sino que es necesaria para comprender los que realmente está sucediendo.