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Javier Lagunas
Estados Unidos activó los paneles de controversia mediante el T-MEC, por ¿ las decisiones de México en materia energética y que, según los primeros, afectan a sus inversionistas del ramo.
Pero aun cuando sus opositores se regocijan con el hecho pues suponen se trata de un golpe para AMLO y su política de rescate y defensa de ese sector, el presidente ya envío un claro y fuerte mensaje: “es un tema de principios, de soberanía, el patriotismo no se negocia, son principios irrenunciables”.
¿Qué debe entenderse de esas palabras pronunciadas durante su conferencia matutina?; conociendo la inamovilidad de sus posturas en ese tema, sólo una cosa: si no va a ceder ante las presiones de la potencia vecina ni al indudable poder de sus empresas productoras de electricidad, menos lo hará frente a sus detractores partidistas y mediáticos en México.
El “recado” a las firmas privadas que buscan amparo de la Casa Blanca es que se defenderá la soberanía energética, primero mediante los paneles contemplados para esos diferendos, pero la rectoría del Estado se mantendrá porque en ese Tratado NO se comprometió la misma, las compañías norteamericanas o de cualquier parte podrán participar en el sector, pero con reglas de equidad y sin dominar el mercado para imponer o cobrar tarifas excesivas.
AMLO está dando a entender o “gritando” que no es un asunto de exacerbado nacionalismo y menos de patrioterismo, sino de sentido común económico y social, le dice al mundo que NO todo puede dejarse a las fuerzas del mercado pues de otro modo, ocurre lo
que en España con las impagables tarifas eléctricas y ahora en EU con elevadísimos precios de las gasolinas.