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Salvador Guerrero Chiprés
Los peligros implícitos en las llamadas de extorsión, o explícitos en las eventuales visitas de los mañosos, deben terminar en Condesa y el Ajusco, en casa o la oficina, en un restaurante de Masaryk o en un bar de Insurgentes Sur, como los que, dice lamentablemente alguna ciudadana viral, deterioran la plusvalía de una zona habitacional.
Tan se puede hacer que la Central de Abasto -con cerca de 500 mil personas que transitan todos los días, entre comerciantes, locatarios y visitantes- ha disminuido en alrededor de 50% los registros de extorsión
que existían hace dos años.
En Iztapalapa, la reducción se ha favorecido con el compromiso de Brugada de promover una cultura de prevención y denuncia anónima a la Línea de Seguridad y Chat de Confianza del Consejo Ciudadano, 55 5533 5533, y la app No Más Extorsiones.
Mauricio Tabe, alcalde de Miguel Hidalgo, también inició una alianza con este organismo articulador de potencial ciudadano en favor de la seguridad y la justicia para combatir la extorsión, un delito que puede continuar en decrecimiento en toda la ciudad al mantenerse la vigilante estrategia encabezada por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
La coordinadora de la Ceda, Marcela Villegas, reportó avances que deben ser tomados en cuenta: una disminución del 34% en la incidencia delictiva de alto impacto en 2021 en comparación con 2019.
Destaca, el desmantelamiento de prácticas conocidas como “La Rapidita”, una lotería de origen colombiano que proporcionaba préstamos que luego eran cobrados mediante amenazas. Replicar estrategias de eficiencia comprobada, como los cuatro ejes aplicados en CDMX -atención a las causas, más y mejor policía, inteligencia policial y coordinación interinstitucional-, dan buenos resultados.