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Javier Lagunas
No es la Refinería Olmeca en Dos Bocas, tampoco el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles ni el Tren Maya. Esas grandes y necesarísimas obras, postergadas por décadas, NO son descalificadas por lo supuestamente costosas e innecesarias, como repite la oposición partidista y parte de la cúpula empresarial del país, son atacadas porque el presidente está demostrando que se puede desarrollar al país y en ello generar miles de empleos SIN ENDEUDARLO, que se puede propiciar el progreso de regiones enteras y sus poblaciones sin hipotecar su futuro.
Lo mismo ocurrió con el COVID 19, no fue el presunto mal manejo de esa pandemia, no fue la política de salud pública seguida para enfrentarla. Fue que NO se recurrió a deuda para habilitar hospitales (igualmente abandonados durante años), para contratar personal y finalmente adquirir las vacunas necesarias.
Fue el coraje, temor y hasta envidia de atestiguar que en este país, cuando su gobierno y su presidente se conducen con austeridad y orden, sin despilfarros y se combate la corrupción, la deuda es innecesaria o por lo menos evitable en gran medida.
Fue el terror de esa elite político-empresarial evidenciada al demostrar a los mexicanos y al mundo, que presupuesto había, que la República siempre tuvo recursos aún en épocas malas, y que por mantener el estatus de privilegio o excepción de esa “casta divina”, se sangraron criminalmente sus finanzas los últimos 50 años.
En resumen: fue que les agravia que alguien que surgió de un genuino y pacífico movimiento social, que no pertenece a esa elite de poder, ha podido hacer en tres años lo que 70 años de priismo y doce de
panismo NO pudieron, no quisieron o no les dio la gana hacer por intereses netamente económicos-facciosos.
