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Los Datos Duros | El periodismo no es para desalmados

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Ricardo Sevilla

Carlos Loret de Mola, alias “Lord Montajes”, ha vuelto a ser exhibido.

Ayer, el presidente López Obrador presentó información sobre una propiedad (otra) que este sujeto tiene en la calle de Rubén Darío 225, en la exclusiva zona de Polanco, en la CDMX.

De acuerdo con esta información, el inmueble tiene un valor de más de 122 millones de pesos y posee una superficie de 4 mil 900 metros cuadrados. ¡Vaya que Loretito es un hombre próspero!

Vaya que la calumnia es una actividad bien remunerada. Ojalá que después de la (enésima) exhibidota que le ha dado el Presidente nos quede claro quién es Loret de Mola. Este sujeto, que insiste en presentarse
como periodista, en realidad es un embustero que, a base de tergiversar la información y asestar golpes traperos, ha demostrado ser un vil mercenario del  periodismo.

Y justo por eso es hora de ponerle un alto. Es momento de que la gente cierre sus oídos y sus ojos ante la vileza que Loret propaga. Y también es hora de que nosotros también entendamos que sus actos, en términos éticos, en términos políticos, en términos legales, merecen un escarmiento. ¿Y en qué consistiría ese castigo? En que la gente hiciera caso omiso ante las patrañas de este ser avieso y perverso. Porque no
cabe duda que Loret es un ser malvado.

Y ya decía Ryszard Kapuscinski que “para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos.

Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”.

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