16 lecturas
Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
JÓVENES REDUCEN ACTIVIDADES POR OCUPARSE DE ESTOS MEDIOS
Particularmente los jóvenes han encontrado en las redes sociales un “motivo de vida”; sistemáticamente los
encontramos una buena parte del día
encorvados y con la mirada fija al celular, “embobados”, con la diversidad
de información que se maneja en esas
plataformas, donde las opiniones subjetivas constituyen su base de sustentación. Tal afición provoca deterioros que
llegan a efectos clínicos significativos.
Marginarse de las redes sociales, implica no estar a la moda y aislarse de un
mundo noticioso interminable, en el cual, el anonimato es lo cotidiano, esto
es, no sabemos el origen de la información, que bien puede convertirse en viral y lograr millones de vistas en unos
cuantos minutos.
Insistimos, los jóvenes en particular, reducen sus actividades por ocuparse de estos medios digitales, en los
que lamentablemente no se ha logrado
la atención debida para prevenir tal “vicio”; además, en las distintas opciones
que hay, los datos que se difunden, en
múltiples ocasiones, recalcamos, carecen de sustento y seriedad.
Ante el fenómeno se presenta una especie de “evasión” de la realidad, para
entregarse por tanto a las circunstancias virtuales y la creación de modelos.
Las redes sociales hacen que se pierda la
comunicación directa, por ejemplo, hay
dos o más personas reunidas en determinado lugar, entre ellas no dialogan,
cada una se encuentra entretenida en
su móvil; este hecho deja en claro que
resulta dramático, el que la juventud, e
incluso los niños, fácilmente se “enganchen” a la habitualidad cada vez mayor,
de entender el mundo a través de las famosas redes.
