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NECESIDADES DEL PAÍS
Las necesidades del país en el ámbito
de la justicia han originado que, ante la
diversidad e incremento de asuntos, se
den especialidades, de esta manera hay
jueces penales, civiles, administrativos,
familiares, etc.
La aspiración de cualquier hombre
de toga y birrete ( jueces), es lograr un
espacio dentro de los jueces administrativos, círculo donde precisamente hay
mayores cantidades de dinero en juego. Así, en materia de amparo, los jueces
administrativos son privilegiados, por
supuesto, para lograrlo necesitan tener buenas relaciones en el Consejo de
la Judicatura Federal.
Este órgano (CJF) ha crecido de manera impactante en burocracia, sus construcciones son lujosas, sin modestia ni
sentido republicano. En la Ciudad de México los jueces de amparo administrativo se ubican en un ostentoso edificio en
la lateral de Periférico; ingresar a ellos es
una proeza, pero más lo es el hecho de que
le den la razón a un particular, salvo que
tengan buenas recomendaciones, los jueces administrativos no reciben a los mortales, viven en un mundo ajeno.
Lo deseable en este tipo de amparos, es
lograr la “suspensión definitiva” mediante la cual se impide que la autoridad siga
dañando al particular.
Bien sabemos que solo el influyente y
adinerado puede logar esa resolución; lo
más grave es que hay jueces administrativos como el Decimosexto, Gabriel Regis López, que no solo niega la suspensión
definitiva, sino que realiza aseveraciones
que deben de ser objeto de la sentencia
definitiva del amparo. De esta manera, el
juez titular de este importante centro de
justicia, toma partido, lo cual deja en estado de indefensión a particulares, claro,
excepto que sean entes relevantes o que
tengan un buen trato con el juzgador.
Que gran desgracia tener en México
juzgados saturados de intereses personales, ajenos a la correcta aplicación de la ley.