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Juan R. Hernández
Uno de los sectores que fue duramente castigado por la pandemia del Covid-19 fueron los ferieros, quienes aprovechan las temporadas de fiestas patronales para instalar sus juegos mecánicos y sus puestos de destreza.
No se puede pensar en una fiesta patronal sin la presencia de las “tazas locas”, las sillas voladoras, las Rueda de la Fortuna, los carritos chocones, la canoa, el látigo, el remolino o el trenecito que han sido una delicia para las familias mexicanas.
Sin embargo, el lamentable incidente ocurrido en la Romería de la alcaldía Cuauhtémoc, hace que muchas de estas familias estén temerosas que sus atracciones sean estigmatizadas por un problema en el que tanto la alcaldía como el propio dueño, ya se hicieron responsables de los gastos –o al menos así lo han dicho-.
El mensaje que deja la pandemia respecto a este sector es que los juegos mecánicos deben de estar en perfectas condiciones (porque mucho de ellos estuvieron parados más de un año y medio) y garantizarle a los mexicanos que pueden divertirse con seguridad.