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PARÍS.- Valérie Bacot era violada desde los 12 años por su padrastro, Daniel Polette, que más tarde se convirtió en su marido. La golpeaba y obligaba a prostituirse.
Hoy se ha convertido en el nuevo símbolo de la violencia conyugal en Francia y es juzgada desde este lunes por haber matado a su verdugo.
El juicio de Valérie Bacot se abrió en una corte de Saône-et-Loire, en el centro de Francia, y entre lágrimas durante más de dos horas la mujer contó su infierno.
La mujer, presentada como ‘la nueva Jacqueline Sauvage’, una sexagenaria condenada en 2014 por haber matado a su marido tras décadas de violencia conyugal pero indultada en 2016, recordó la violencia y el miedo con los que convivió durante años.
Narra que “siempre encontraba algo; al principio eran bofetadas, luego se convirtieron en patadas, puñetazos y me estrangulaba. Con el paso del tiempo, hubo amenazas con una pistola”.
Era el revólver que terminaría utilizando para matarlo.
De acuerdo con los hechos, fue el 13 de marzo de 2016 cuando Valérie Bacot, entonces de 35 años, mató a Daniel Polette, de 61.
Con la ayuda de dos de sus hijos enterró su cuerpo en un bosque, pero fue denunciada y detenida en octubre de 2017.
Ella confesó y explicó que su acto se debió a 25 años de calvario.
A los 12 años fue violada por Daniel Polette, que era entonces el amante de su madre. Condenado y encarcelado en 1995, la justicia le autorizó, a su salida de la cárcel, a volver a la casa familiar.
Cuando quedó embarazada a los 17 años, su madre la echó de la casa y Valérie Bacot no tuvo más remedio que instalarse con “Dany”.
Pero el hombre, que bebía mucho alcohol, se mostraba cada vez más violento.
El detonante fue el miedo a que su hija Karline corriera la misma suerte cuando, a los 14 años, le confesó que su padre le preguntó “cómo era sexualmente”.
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN