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Ladrón de bicicletas da su último golpe

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FELIX NOLASCO
GRUPO CANTÓN

MIGUEL HIDALGO, Ciudad de México.- Sólo la vistosas jacarandas de abril y mayo, en la colonia Polanco, dan más tranquilidad al peatón que las cámaras de vigilancia y los sistemas de seguridad más sofisticados que abundan a cada media cuadra, resguardando fortalezas familiares.

Esa confianza que inspiran las jacarandas es la misma que respiran los ladrones que «trabajan» en la zona, camuflajeados entre empleados bien trajeados, señoras de caras enceradas y hombres con camisas arrremangadas y kipás que cubren sus calvas.

Unos y otros bajan la guardia, y confiados se dejan llevar por el aroma de las flores moradas y luego…

ROBABA BICIS DE ALTA GAMA

A Jesús «N» le gusta Polanco porque contrasta enormemente con la colonia popular donde vive: las banquetas son amplias, no hay vendedores ambulantes y está lleno de árboles.

Podría ser una versión moderna del paraíso, aunque él sólo venga de visita por unas cuantas horas. Pero no hay paraíso sin ángeles guardianes.

Chucho, como le dicen sus cuates, lo sabe muy bien porque tiene una mirada de águila para identificar agentes de seguridad por todos lados o adivinar una patrulla escondida detrás de un gran árbol.

Eso lo ha salvado de ser atrapado con las manos en la masa, o mejor dicho, con la manos en el manubrio porque está claro a estas alturas que Jesús de la Torre es ladrón de bicicletas.

En sus bolsillos holgados lleva sus herramientas de trabajo: unas pinzas de acero pequeñas y unas barretas. El resto lo hacen sus hábiles manos y piernas: con las primeras rompe el candado o los cables de acero; con las segundas, pedalea alejándose de las jacarandas e internándose en otras colonias donde los árboles solo pueden contemplarse en grafitis anónimos.

LAS VENDÍA POR FACEBOOK

Luego viene lo más fácil, venderlas a través de las redes sociales. Los clientes salen como moscas porque las bicis de alta gama cuestan una ganga.

Lo que no imagina la cabeza de este confiado muchacho de 17 años es que la Policía de Investigación de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México le tienen el guante echado.

La espera de atraparlo les cae del cielo el lunes 3 de mayo. Chucho ha recibido un inbox de un supuesto cliente que comprará uno de los caballos de aluminio que guarda en su casa, convertida en improvisada bodega.

El ladrón de bicicletas monta con una felicidad la suya y toma rumbo a la Ciudadela: pedalear le hace sentirse un campeón; y porque no tardará en recibir una recompensa.

LO ATRAPAN CON LA MERCA

El cliente aún no ha llegado al punto acordado. Se baja del sillín y se recarga a la entrada de la boca con escaleras pequeñas que desciende para entrar a la estación Balderas.

Cuando se da cuenta que un par de agentes vienen hacia él, intenta bajarse de la bici y huir por el metro, pero se da cuenta que abajo también hay más policías. Lo tienen cercado.

Los agentes le hacen saber que está arrestado como sospecho del robo de bicicletas en la zona de Polanco. El muchacho argumenta que tiene 17 años. Los agentes le informan que será presentado ante el MP, que tiene derecho a asistencia legal y que su padre o tutor será notificado de la detención.

El adolescente y la bici verde son acomodados en la patrulla, que se aleja de los viejos árbol de Balderas, que ya comienzan a deshojarse.

 

Vía Tabasco HOY

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