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CIUDAD DE MÉXICO.– ¿Cuántos lugares conoces que tengan un aire antiguo y extranjero? Como fanático del café y del té, me gusta buscar y dar con lugares poco conocidos en la Ciudad, donde uno pueda perderse mientras disfruta de una taza de esta bebida tan apreciada en nuestra era. Establecimientos sobran, pero pocos son tan especiales como “Café Budapest Cukrászda”.
Este pequeño local, ubicado en la calle Tamaulipas, colonia Condesa, transmite un aura única que solo aquí se sabe dar. Será por su particular fachada cubierta de platos de porcelana, o tal vez la palabra húngara ‘Cukrázda’ (confitería) que acompañan la entrada, o los apetecibles postres presentados, los que me hicieron entrar con mi acompañante “para ver qué tal”.
El mesero llegó con un menú “olfativo” para elegir el té de nuestra preferencia. Una tetera para dos con una infusión de durazno fue suficiente para empezar la plática; el mismo lugar incitaba a la conversación. Rodeado de fotografías antiguas, objetos fechados de 1900, una luz tenue pero suficiente daba el ambiente ideal para una cita.
Cafetería Budapest es manejada por Gabriela Biringer, hija de padres húngaros que llegaron a México después de la Segunda Guerra Mundial. Ella, junto con un grupo de amigas es quien prepara los postres y alimentos varios que le fueran enseñadas por su madre. Dentro del local, la música que predomina es la clásica, en homenaje a los padres de Gabriela.
