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Mujeres, víctimas mortales

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En los últimos tres años, la violencia familiar se incrementó de manera significativa en la Ciudad de México, y se convirtió en el delito por el que más denuncias se reciben en la Procuraduría General de Justicia de la capital del país, siendo la mujer la que más reciente ese tipo de agresión, incluso llega a perder la vida.

El viernes 28 de junio de este año, Jessica Carmona González, salió de su casa y fue la última vez que vio a sus tres hijos. El sábado, una de sus pequeñas terminaba de cursar el Kínder, pero Jessica nunca llegó para comprarle el vestido rosa que debía usar ese día para la misa.

Hasta octubre del presente año, sumaron 20 mil 209 denuncias ante el Ministerio Público por el delito de violencia familiar, lo que significa que, aunque faltan de contar los últimos dos meses del año, ya superó las cifras registradas durante los años 2018 y 2017, cuando se contabilizaron 19 mil 935 y 18 mil 435 carpetas de investigación por ese delito, respectivamente, precisaron.

“Ese día, las niñas tenían que llevar un vestido en color rosa, pero la hija de Jessica tuvo que llevar el de su presentación, porque mi hermana no había llegado desde el viernes. A mi mamá se le hizo muy raro, por eso estuvimos buscándola en redes sociales, pero nada”, narra Karen, hermana de Jessica.

Para la diputada Leticia Varela, presidenta de la Comisión de Seguridad Ciudadana en el Congreso capitalino, la violencia familiar es un problema que generalmente se calla y se oculta, principalmente por la propia víctima, y en muchas culturas y creencias es tolerada y hasta legitimada como un derecho del hombre sobre la mujer y los hijos, pasando así a formar parte de la interacción intrafamiliar.

A los 23 años, Jessica vivía con su esposo y sus dos hijos en la Colonia Nuevo Pueblo Alto, en la alcaldía Magdalena Contreras, lugar donde fue la última vez que fue vista. Dos días después de su desaparición, su familia la reportó como desaparecida pero las autoridades de esa demarcación negaron a los familiares la atención y dijeron que probablemente se había ido con alguien.

Ante esa situación, el Congreso de la Ciudad exhortó a la Secretaría de Salud capitalina, al Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar, al Instituto de la Juventud y al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia para capacitar y actualizar al personal médico y a implementar campañas masivas de difusión y elaboración de materiales de sensibilización y actualización en contra de la violencia familiar dirigido a la población en general, pero sobre todo a mujeres.

“Hubo muchas contradicciones, supuestamente la vieron salir de su casa a las 2 de la tarde, pero además, que habían ido por ella en una moto, pero no llegó en la noche. No tuvimos de otra, fuimos a la Fiscalía y ahí nos dijeron que sí, efectivamente habían encontrado un cuerpo con las características de mi hermana”, declara Karen.

La Procuraduría capitalina sostiene que siete de cada 10 mujeres víctimas de homicidio, recibió una herida mortal en su vivienda, lo que sugiere que el victimario es alguien con quien tuvo algún lazo de convivencia.

Jessica fue encontrada sin vida en la colonia Santo Tomás Ajusco, en Tlalpan, en una terracería. Pero el problema es que no la catalogaron como feminicidio, a pesar de que su cuerpo presentaba marcas de golpes y estrangulamiento.

“Es algo muy raro. No tenía huellas de violación. Entonces lo catalogaron como homicidio. Fue alguien muy cercano a ella, que la conocía. Su esposo declaró que ella andaba con un novio, la acusó de ser infiel”, describió la hermana de Jessica.

Para la congresista, es importante romper el silencio y buscar apoyo, porque es la forma de proteger la integridad y dignidad de la persona.

“Todo apunta a que el principal sospechoso es su esposo. Lo que declaró ante las autoridades lo delata. Acusó a mi hermana de ser infiel, pero no lo han investigado”, finalizó.

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