Visitas
Poco antes de fallecer, en 1991, el maestro Rufino Tamayo le entregó sus pinceles y paleta a su paisano oaxaqueño Francisco Toledo. Este acto simbólico entrañaba que le heredaba su quehacer artístico, nombrándolo de facto el artista vivo más importante de México.
Y sí, ese legado lo llevó Francisco Benjamín López Toledo, hasta el día de ayer, al fallecer a los 79 años de edad.
Aunque al cierre de esta edición se desconocían las causas de su deceso, se sabe que el maestro fue trasladado en avioneta de la Ciudad de México a su natal Oaxaca, donde falleció en su casa.
De inmediato el mundo cultural se volcó a través de redes sociales para lamentar la partida del ilustre juchiteco, quien se distinguió por su amor a las artes plásticas y por abrazar causas sociales, como los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Alejandra Frausto, la secretaria de Cultura, lamentó la noticia, y anotó en su cuenta de Twitter: “Los ojos más vivos que han visto Oaxaca. Los ojos más bellos que lo recrearon todo. La tierra va a perder gravedad. Hombre tierra con pies de maíz. Caminaba surcando, caminaba sembrando, caminaba exigiendo: caminaba floreciendo. Cada paso de Toledo germinaba”.
El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, informó que las exequias de Francisco Toledo se realizarán en Oaxaca, y será sepultado en su natal Juchitán, donde nació en 1940.
Y el presidente Andrés Manuel López Obrador, a su vez, tuiteó: “El arte está de luto. Ha fallecido el maestro Francisco Toledo, oaxaqueño, gran pintor y extraordinario promotor cultural, auténtico defensor de la naturaleza, las costumbres y las tradiciones de nuestro pueblo. Descanse en paz”.
Se va el más grande pintor vivo de México…
