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RECIENTEMENTE GANÓ LAS ELECCIONES PARA GOBERNADOR,
en el Estado de Baja California, Jaime Bonilla Valdez; se hizo un proceso electoral por 2 años, con el fin de “empatar” los procesos electorales federales, algo que se ha vuelto cotidiano en nuestro país, para evitar dispendios, además de desgaste en votaciones que antiguamente se hacían por separado para diversidad de cargos, tanto en el ámbito federal como el local, lo que se procura en forma por demás correcta que cada 3 años se den elecciones. De esta manera se dieron elecciones estatales en el Estado norteño para designar, insistimos, por dos años al gobernador de la entidad, quien fue propuesto por el partido Morena, que tengamos claro, arrasó en elecciones en julio del año pasado.
Sorprendentemente los legisladores de Baja California, sin más, decidieron aumentar el mandato del gobernador por tres años, de esta manera los ciudadanos sufragaron para un gobernante de dos años y los diputados generosos, pero al fin irresponsables, decidieron que el gobernador fuera por cinco años.
Lo claro del tema, es que de triunfar esa torpe decisión legislativa, se tendrá el caso muy claro de un gobernador espurio por tres años; lo espurio es lo incorrecto, lo falso, lo negativo; simplemente contrario a las normas elementales del derecho electoral y de los ámbitos jurídicos. Es cierto que este tema llegará a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual ante la presentación de una contradicción jurídica, tendrá que decidir si es correcta esa arbitraria decisión.
Si la Corte actúa con sensatez, será evidente que no prosperará; insistimos, fue imprudencia de los diputados y a lo único que dan pauta es a considerar que en el caso concreto se presentó una consigna de los ámbitos del partido Morena, pero que deja un mal sabor de boca y que al final está demostrando que Morena no es ajeno a la corrupción, lo cual ya inicia en su perjuicio una descalificación.