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Pues no. El presidente Andrés Manuel López Obrador tampoco puede reducir la violencia, los homicidios, en contra de periodistas y defensores de derechos humanos.
Al contrario, si la tendencia continúa, tristemente podríamos rebasar los 74 asesinatos de comunicadores en este sexenio. Dos tercios más de los ocurridos con Enrique Peña, que lamentablemente sumaron 47.
El martes por la noche, mi colega y compañera de trabajo, la periodista Norma Sarabia (qepd), corresponsal de Grupo Cantón en Huimanguillo, Tabasco, fue asesinada afuera de su casa. Había reportado amenazas en su contra por cierta información difundida.
Las autoridades no actuaron. ¿Y quién lo va a hacer? El subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Alejandro Encinas, no cumple ni con las citas que le instruye su jefe AMLO. El lunes fue evidenciado de ello en plena conferencia mañanera (lo busqué para que opinara, pero me dijeron que andaba muy ocupado).
La situación empeora en estados y municipios. Este gobierno va caminito a ser peor que el de Peña. Entre el 1 de enero y el 12 de junio de este año, dice Artículo 19, en el país han ocurrido siete homicidios de periodistas, (dos de ellos en Tabasco, la tierra de AMLO).
Y hay un desaparecido, en Veracruz: Marcos Miranda (su esposa culpa al gobernador morenista, Cuitláhuac García). Estas cifras son terribles, las peores en la historia de México. En el mismo periodo de 2018, hubo cuatro casos; seis en 2017 y cinco en 2016.
Este pinta para ser el año más violento en la historia, pues podría alcanzar 14 homicidios de periodistas. En seis años, tristemente la cifra llegaría a 74. O sea, ¿estábamos mejor cuando estábamos peor?