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Quizás el presidente López Obrador no lo sabe, pero el 12 de mayo, en Ciudad Victoria, la dirigenta en funciones de Morena, Yeidckol Polevnsky, otorgó su perdón y purificación a René Bejarano, El Señor de las Ligas. Y aunque no es militante, le concedió permiso para utilizar el nombre y el logo del partido en sus eventos públicos.
“Es un gran político de izquierda, que ha sorteado las calumnias y trampas de la derecha…”. Sí, eso se atrevió a decir Polevnsky. Un insulto, a la inteligencia de la gente.
Ese mismo día, Bejarano hizo una conferencia en la Alcaldía de Álvaro Obregón, con el logo de Morena de fondo, y hasta se atrevió a declararse “vocero de la 4T”. En su cuenta de Twitter hay decenas de fotos de otros eventos en mismo contexto.
Aunque trate de camuflarse con barba y hayan pasado 15 años, no se olvida que Bejarano fue exhibido embolsándose miles de pesos en fajos de billestes amarrados con ligas. El dinero se lo dio Carlos Ahumada, contratista del Gobierno del DF.
Con el apoyo de Yeidckol, Bejarano buscó llegar al Gabinete de López Obrador. No pudo. Pero logró colocar en la Subsecretaría del Bienestar a su incondicional, Ariadna Montiel. Alumna destacada del bejaranismo, Montiel fue directora de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) en la CDMX, dependencia que mueve todos los días muchos millones en monedas, muy dificil de contarlas.
Bejarano ofrece todos los días gestionar programas sociales y bajar recursos para proyectos. Usar el logo del organismo sin ser su militante puede ser usurpación de partido político.
Urge crear la Ley para declarar la “muerte política” de funcionarios y políticos corruptos. De existir, Bejarano no estaría en Morena.