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En su visita a Veracruz, que marcó por cuarta ocasión la realización de la conferencia de prensa mañanera fuera de la capital, el presidente Andrés Manuel López Obrador evidenció dos debilidades que, sin embargo, podría convertirlas en fortalezas. La primera: solicitó más tiempo. Pero primero reconoció la grave realidad – eso sí, ante la insistencia de los periodistas– de la inseguridad y la violencia. Ya no más decir que de un día a otro se reducirán los índices delictivos. Al contrario. Pidió seis meses más –ya lleva cinco– para que se empiecen a ver resultados. O sea, 11 meses. Casi un año de su gobierno.
No tenía de otra mas que reconocer y pedir tiempo, porque en el primer trimestre del año se incrementaron 8.9% los homicidios dolosos. Y este fin de semana ocurrieron hechos graves, de profundo impacto social, como el multihomicidio de 14 personas en Minatitlán, Veracruz; o el asesinato del muralista potosino Héctor Domínguez, su padre y hermano, y dos mujeres y un bebé acribilladas en Comalcalco, Tabasco. La tierra del presidente. La otra debilidad: le ha fallado uno de sus gobernadores, de los de Morena. En al menos tres ocasiones, durante la conferencia de prensa, respalda a Cuitláhuac . Tan mal está la situación que hasta le levanta el brazo. “Tiene el apoyo del pueblo”, dice AMLO.
El colega Alejandro Aguirre, veracruzano, en entrevista con Luis Cárdenas, de MVS, alerta: “Tanto espaldarazo a Cuitláhuac, sin resultados, le va a salir contraproducente”. Debe dedicarse más al gobierno y menos a la socialité. Sigue la luna de miel, por 6 meses