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En Palacio Nacional tienen claro el panorama de la elección extraordinaria en Puebla: es altamente probable que pierdan la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsy, y Miguel Barbosa, el candidato que impuso ella mediante una encuesta cuchareada.
Barbosa tiene en contra lo insalvable: una mujer que carga profunda pena, la señora Martha Hidalgo, madre de la gobernadora Martha Erika Alonso, fallecida en la caída de su helicóptero el 24 de diciembre.
“El sr. Barbosa tiene las manos manchadas de sangre… Mientras yo viva, el sr. Barbosa tendrá respuesta de una madre que clama justicia ante las canalladas que le hizo a mi hija Martha Erika durante su campaña. Puebla no merece esto, sr. Presidente. Exijo saber qué pasó con el helicóptero”.
Así dice la carta que hace unas semanas le envió la señora Hidalgo a López Obrador y a Polevnsky. Las opiniones negativas hacia Barbosa en Puebla son irremontables. En campaña aumentarán.
Este escenario, contrario a lo que podría pensarse, es el mejor para el presidente López Obrador. Sería una carambola de tres bandas. Con la derrota, Polevnsky se va a la banca y se quita de encima a Barbosa. Además, deja claro que su gobierno no se está metiendo en los procesos electorales.
Barbosa tiene aún más desventajas: la marca Morena no le garantiza el triunfo; la que vale es la de AMLO, pero no va en la boleta. Y para terminar: que la elección no sea a tercios, sino a duetos. Si declina el candidato de la alianza que encabeza el PAN o del priísta. Ahí seguro pierde Barbosa.
Será derrota más de Yeidckol que de Barbosa. Tras la elección, nueva dirigencia en Morena.