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De forma sistemática, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declinado responder cualquier pregunta que tenga que ver con su partido, Morena. Pero quizá le podría generar gran preocupación e inquietud el nivel al que han llegado los conflictos internos y la entrega de las candidaturas a gente que no se apega a los principios de su movimiento.
Hace unos días, la presidenta del partido, Yeidckol Polevnsky acusó que se les han infiltrado “muchas sabandijas” que “están vendiendo candidaturas”. Quizá tenga razón. Hay un caso significativo, Tamaulipas, donde el líder del partido, Marco Cruz Martínez, puso a Morena al servicio del gobernador panista Francisco García Cabeza de Vaca.
En el acuerdo con el mandatario estatal también participa el senador de Morena AméricoVillarreal Anaya. Es parte de su estrategia porque quiere ser gobernador de la entidad. Cabeza de Vaca critica un día sí y otro también a López Obrador.
Pero el líder estatal Marco Cruz jamás sale en su defensa. Tampoco Polevnsky, quien desde hace mucho tiempo no se ha parado en la entidad. Ni porque es amiga del empresario Bernardo Pasquel, el favorito del gobernador. Recientemente Cabeza de Vaca le asignó un contrato de mil 400 millones de pesos para compra de medicamentos. Como la marca PAN vale casi nada y Morena es garantía de triunfo, Cabeza de Vaca le alquiló a Marco Cruz el partido, y que su gente ocupe las candidaturas a diputaciones locales para las elecciones del próximo 2 de junio. Desplazaron a importantes líderes locales de Morena. Este proceso se les puede caer.