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No es sólo tristeza mantenida, es una enfermedad que afecta el sueño, el apetito, y la calidad de vida.
México.- La tristeza es un estado emocional que experimentan todas las personas en algún momento de sus vidas, y aparece para afrontar las situaciones de pérdida y cambio. Esta, al igual que cualquier otra emoción, va bajando de intensidad en un tiempo relativamente corto, hasta volver a la normalidad.
Cuando la tristeza se alarga, manteniendo su intensidad a niveles elevados, podemos empezar a hablar de depresión. Sin embargo, la depresión no es sólo tristeza mantenida, pues es una enfermedad que afecta al sueño, al apetito, a la capacidad de concentración, de disfrutar de las cosas que normalmente disfrutamos, la energía que tenemos, la percepción sobre nosotros mismos (baja autoestima, culpa …) y sobre todo lo que nos rodea y el futuro. Todo ello afecta a la capacidad que tiene la persona en todos los aspectos de su vida, ya sea en el trabajo, con los amigos o en lo referente al cuidado personal.
FALSAS CREENCIAS
Debido a que muchas personas confunden la tristeza con la depresión, creen que se pueden aliviar de la misma forma, y dan consejos erróneos o tienen actitudes perjudiciales, tales como:
“La depresión no es una enfermedad, si estás así es porque quieres, y porque no pones de tu parte para salir de ella”.
“Tienes una familia que te quiere y un buen trabajo… no tienes motivos para estar deprimido. Tienes que ser fuerte frente a las adversidades”.
“No es bueno tomar fármacos, ya que este tipo de medicación puede generar adicción o empeorarte”.
CÓMO ACTUAR ANTE ELLA
Los familiares o amigos pueden ayudar a los pacientes deprimidos en tratamiento (ya sea en forma de terapia psicológica, medicación, o la combinación de las dos).
La depresión es una enfermedad médica como cualquier otra, y como todas las demás mejora con reposo.
Recuerde que con el debido tratamiento el paciente se empezará a encontrar mejor a partir del primer mes, si responde adecuadamente. Durante este tiempo no se debe forzar al paciente a realizar actividades que no haría si padeciera cualquier otra enfermedad médica.
Al pasar este primer período, puede empezar a realizar pequeñas actividades que le ayuden a sentirse mejor, siempre guiados por el médico.
No le pongas expectativas. Cada paciente evoluciona de manera diferente y, a medida que vaya saliendo de la depresión, podrá ir haciendo mas cosas por sí sólo. El crearle metas o expectativas puede ser perjudicial al fracasar en el intento de cumplirlas.
Durante el transcurso de la enfermedad y el tratamiento no debe tomar decisiones. Espere hasta que mejore.