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Asignación histórica de 1,058 millones de pesos del presupuesto electoral 2026 para partidos políticos. El Congreso local llamó a fortalecer regulación y fiscalización de los recursos
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En el Estado de México, la política tendrá uno de sus años más caros. Para 2026, los partidos políticos recibirán una bolsa sin precedentes de 1,058 millones 319 mil pesos, cifra que representa más del 50 por ciento del presupuesto total del Instituto Electoral mexiquense.
El dato encendió focos en el Congreso estatal, donde ya se escucha una exigencia clara: reglamentar mejor, vigilar más y permitir menos discrecionalidad.
El presidente de la Junta de Coordinación Política, José Francisco Vázquez Rodríguez, fue directo al reconocer la magnitud del tema. Admitió que la legislación actual establece lineamientos, pero no suficientes para garantizar certidumbre plena sobre el destino del dinero. De ahí la urgencia de un marco más estricto que delimite con precisión en qué, cómo y bajo qué criterios pueden gastar los institutos políticos.
La justificación oficial es conocida: estas prerrogativas financian procesos de capacitación, propaganda, operación cotidiana y, sobre todo, el sostenimiento de estructuras electorales que, rumbo a 2027, podrían requerir hasta 12 mil integrantes por partido entre representantes, operadores y personal técnico. Sin embargo, el tamaño del presupuesto no deja de generar inquietud social: se trata de dinero público que termina en las cuentas partidistas en un contexto de carencias en múltiples frentes públicos.
De acuerdo con la proyección presupuestal, Morena será el partido que reciba la mayor asignación, con 318.6 millones de pesos, seguido por el PRI con 159.2 millones y el PAN con 117.6 millones. El resto del monto se repartirá entre Movimiento Ciudadano, PVEM, PT y PRD, lo que equivale a que, en conjunto, las fuerzas políticas dispondrán de casi 3 millones de pesos diarios para su operación.
Mientras el Legislativo anticipa también la llegada de reformas federales que obligarán a ajustar la normatividad local, el debate ya está en marcha: ¿cómo asegurar que un presupuesto tan alto sirva realmente a la democracia y no solo al aparato partidista? Por ahora, lo único claro es que 2026 pondrá a prueba no solo la disciplina electoral, sino la capacidad del Estado de México para vigilar cada peso que se destina a la política.