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Por Lengua Larga
Arriba los likes
Dicen que en la Alcaldía Cuauhtémoc hay movimiento… pero no de gestión, sino de contenido. Porque si hay alguien que parece haber encontrado la iluminación divina (y no precisamente en la calle), es Alessandra Rojo de la Vega, cuya oficina —en esta imaginación descarada— parece más spa personal que centro de trabajo.
En esta versión de la realidad digna de novela, el mobiliario público huele a vela aromática, el escritorio funciona como tocador y lo más pesado que se levanta es el teléfono para grabar un story motivacional. Pobrecita, qué difícil ha de ser: no hacer nada también cansa, sobre todo si hay que posar con buena luz.
La Cuauhtémoc, mientras tanto, con calles que piden atención, vecinos esperando respuestas y asuntos de seguridad que urgen… pero ahí vamos viendo primero si el contenido de Instagram salió estético. Porque prioridades son prioridades, ¿no?
La colonia podrá no tener banquetas parejas, pero el feed tiene que verse precioso.
Y claro, entre selfie y selfie, siempre hay tiempo para recordar que “se está trabajando”. ¿Trabajando en qué? No lo sabemos. ¿Trabajando para quién? Menos. Pero el WiFi nunca falta, eso sí, que gobernar sin señal es imposible, pero sin resultados parece que sí se puede.
Mientras la gente de la Cuauhtémoc pregunta por acciones, lo que recibe es un reel, un boomerang y una frase motivacional tipo “¡Vamos con todo, mis amores! ”.
Con todo qué, nadie sabe. Pero ella va.
Porque gestionar imagen también es trabajo… o por lo menos, algo debe ser.
