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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El nuevo Reglamento de Tránsito del Estado de México comenzó su implementación con un golpe de realidad: en apenas un mes, dejó como saldo 57 mil 320 infracciones. Las cifras revelan no solo la magnitud del operativo, sino la forma en que la vigilancia vial ha cambiado en la entidad. Si bien la estrategia gubernamental sostiene como eje central la protección de vidas y la reducción de accidentes, el arranque se ha caracterizado por un volumen inédito de sanciones.
Los datos oficiales detallan que 55 mil 561 multas fueron captadas por cámaras que vigilan los carriles confinados del Mexibús. La tecnología se colocó, de facto, como la principal herramienta sancionadora, detectando de forma automática miles de conductas indebidas. En contraste, las infracciones levantadas por policías estatales en puntos estratégicos sumaron mil 759, cifra menor pero significativa en el esquema de control vial.
Junto a la operación sancionadora, la ciudadanía también hizo sentir su voz. La Línea de Infracción Transparente recibió 3 mil 20 llamadas, ya sea para orientación, dudas sobre procedimientos o denuncias de presuntos actos de corrupción. El número refleja, por un lado, el impacto del nuevo marco normativo y, por otro, la persistente desconfianza hacia la autoridad.
La Secretaría de Seguridad insiste en que la meta no es castigar, sino modificar conductas peligrosas. Sin embargo, este primer corte de resultados abre un debate inevitable: ¿estas decenas de miles de sanciones evidencian una cultura vial profundamente transgresora o la instalación de un sistema de detección implacable? Por ahora, el mensaje es claro: el Edoméx apuesta por la disciplina impuesta por cámara, mientras conductores y sociedad intentan adaptarse a un nuevo orden vial.