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El problema de fondo no sería técnico ni jurídico, sino político: dinero y poder
REDACCIÓN
Ciudad de México.- Gran tensión se vive al interior de la llamada Cuarta Transformación (4T) con la Reforma Electoral promovida por la presidenta Claudia Sheinbaum, ya que los aliados del oficialismo y resistencias internas buscan frenarla.
De acuerdo con un análisis publicado por El País, la iniciativa se encuentra prácticamente “secuestrada” por el Partido del Trabajo (PT), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) e incluso por resistencias internas dentro de Morena.
Y es que el problema de fondo no sería técnico ni jurídico, sino político: dinero y poder. Los dos ejes que se han planteado públicamente como pilares de la reforma chocan de frente con los intereses de los partidos que sostienen la coalición oficialista, en este caso Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Entre las cosas que contiene la reforma es reducir el financiamiento público a los partidos políticos y eliminar o disminuir las posiciones plurinominales en el Congreso.
Dichos puntos han sido los ejes en los que discrepa la coalición oficialista. Cabe recordar que tanto el PT como el PVEM dependen en buena medida de las prerrogativas y de los escaños plurinominales, por lo que consideran que estos cambios afectarían sus posibilidades políticas de cara a futuras elecciones.
Entre los escenarios que podrían llevarse a cabo teniendo en cuenta las disputas serían no presentar nada formalmente, postergando la iniciativa indefinidamente. Presentar una reforma “descafeinada”, sin tocar puntos delicados como el financiamiento o las plurinominales. O bien impulsar el tema desde la opinión pública, asumiendo un choque directo con los aliados.
Finalmente, supuestamente uno de los borradores que se discuten contempla mantener las plurinominales en la Cámara de Diputados, 200 curules asignadas por representación proporcional, mientras que solo se eliminarían los 32 plurinominales del Senado.