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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En un operativo simultáneo realizado en cuatro municipios del Estado de México, autoridades federales y estatales desmantelaron puntos clandestinos dedicados al robo y almacenamiento de combustible, asegurando más de 30 mil litros de hidrocarburo ilegal. Las acciones se desarrollaron en Jilotepec, Polotitlán, Chalco de Covarrubias y San Lorenzo Tlalmimilolpan, donde los cateos revelaron el tamaño de una red criminal que operaba con sigilo y absoluta capacidad logística.
Los agentes encontraron bodegas improvisadas convertidas en centros de almacenamiento: tambos rebosando combustible, bidones alineados como si fuera mercancía legal, bombas hidráulicas conectadas a sistemas artesanales y un tanque estacionario que delataba que el delito no era improvisado, sino cotidiano. Un tractocamión acoplado a un semirremolque tipo caja completó la escena, recordando que el combustible robado no solo se extrae, también se mueve y se comercializa con precisión criminal.
Personal de la Fiscalía General de la República, Guardia Nacional, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y Secretaría de Seguridad del Estado encabezaron la operación, que terminó con el aseguramiento de todos los objetos del delito. Detrás de cada contenedor incautado, queda también la estela de peligro que estos centros clandestinos representan: riesgo de explosiones, fugas letales, incendios capaces de arrasar colonias enteras.
Los cateos no solo confiscaron combustible; arrancaron el velo a una estructura criminal que llevaba tiempo operando mientras la población vivía sobre una bomba silenciosa. Ahora, el Ministerio Público federal continuará con las investigaciones. El golpe está dado… pero la pregunta sigue abierta: ¿cuántos centros más siguen encendidos en la oscuridad?