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Mario López
GRUPO CANTÓN
El municipio de Naucalpan enfrenta una “crisis silenciosa pero persistente de abandono y sobrepoblación de perros en situación de calle”, problemática que se ha agravado ante la falta de acciones concretas del gobierno municipal encabezado por el alcalde Isaac Montoya, quien a un año de asumir el cargo no ha implementado un programa integral de bienestar animal.
De acuerdo con estimaciones de asociaciones protectoras y datos de instancias de salud, en la localidad cientos de miles de perros y gatos deambulan en colonias, avenidas y barrancas, expuestos al hambre, enfermedades, atropellamientos y maltrato.
Vecinos reportan jaurías en zonas habitacionales, animales enfermos sin atención veterinaria y casos recurrentes de crueldad animal sin sanción alguna, sin que la administración haya presentado resultados visibles.

Pese a la magnitud del problema, no existen campañas permanentes de esterilización gratuita, vacunación antirrábica, adopción responsable ni un padrón municipal de mascotas. Las acciones del ayuntamiento han sido inexistentes o meramente discursivas, lo que ha permitido la proliferación descontrolada de animales abandonados, trasladando la responsabilidad a rescatistas independientes y ciudadanos que, con recursos propios, intentan mitigar una crisis que corresponde atender a la autoridad municipal.
Durante 2025, organizaciones civiles han documentado un aumento de reportes por maltrato animal, abandono de camadas completas y perros con enfermedades avanzadas entonces colonias populares y zonas periféricas, sin que el gobierno municipal haya destinado presupuesto específico para atender esta problemática. Tampoco se ha informado de convenios con veterinarias, campañas masivas ni módulos fijos de atención animal, lo que confirma que bajo la gestión de Isaac Montoya el bienestar animal no figura como prioridad en la agenda pública.
La omisión resulta especialmente grave, ya que la ley estatal establece que los municipios deben promover el bienestar animal y prevenir el maltrato.
Sin embargo, Naucalpan carece de un plan público, presupuesto específico y metas verificables, lo que evidencia una falta de voluntad política para enfrentar una problemática que también impacta en la salud pública y la seguridad de la población.