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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El presente invierno no solo trae consigo bajas temperaturas y reuniones familiares; con él se reactiva una amenaza silenciosa y potencialmente letal: la influenza. En esta temporada, el virus encuentra condiciones ideales para propagarse, impulsado por el contacto cercano y los espacios cerrados.
Las cifras son contundentes: cada año se registran más de cinco millones de casos graves y alrededor de 650 mil muertes a nivel mundial. “Muchos creen que es solo una gripe fuerte, pero en cuestión de días puede poner la vida en riesgo”, relata Ana López, cuyo padre, de 72 años, sobrevivió a una neumonía causada por influenza tras permanecer una semana en terapia intensiva.
Especialistas advierten que el peligro va mucho más allá de los síntomas respiratorios. La influenza puede detonar complicaciones cardiovasculares severas. Un contagio eleva hasta ocho veces el riesgo de un evento vascular cerebral y multiplica por diez la probabilidad de sufrir un infarto. “Hemos atendido pacientes que ingresaron por fiebre y tos, y terminaron con daño cardiaco grave. El virus provoca una respuesta inflamatoria que afecta a todo el organismo”, explica el doctor Ricardo Mendoza, neumólogo en un hospital público.
Ante este escenario, la vacunación se convierte en una herramienta vital. Las dosis disponibles protegen contra los subtipos H1N1, H3N2 y B, actualmente en circulación. La inmunización reduce entre 40 y 70 por ciento el riesgo de hospitalización, un beneficio clave para adultos mayores, niños y personas con enfermedades crónicas. “Vacunar a mi hija fue decisivo. Yo me contagié de forma leve, pero ella, con asma, habría enfrentado un riesgo enorme”, comparte Javier Ortega.
Las voces de médicos y familias coinciden en un mensaje claro: subestimar la influenza tiene consecuencias mortales. La denuncia apunta a la desinformación y la apatía que, cada invierno, siguen cobrando vidas que pudieron haberse salvado con prevención oportuna.