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Durante el 2025, despliega oposición campañas negras digitales contra Sheinbaum

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  • Millones de pesos destinados a ataques digitales
  • Marcha Generación Z impulsada por red de bots
  • Concentran redes sociales confrontación política

JUAN R. HERNÁNDEZ
GRUPO CANTÓN

Ciudad de México.- Durante 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum enfrentó no sólo los desafíos propios del arranque de su administración, sino una ofensiva sistemática desde la oposición, concentrada principalmente en el terreno digital. Campañas negras en redes sociales, narrativas de desprestigio y ataques coordinados marcaron buena parte del debate público, en un año donde la confrontación política se trasladó con fuerza a plataformas como X, Facebook, TikTok y YouTube.

Desde los primeros meses del año, analistas y especialistas en comunicación digital detectaron picos atípicos de actividad contra la presidenta, impulsados por cuentas de reciente creación, perfiles automatizados y presuntas granjas de bots. Las campañas se enfocaron en temas sensibles como seguridad, relación con Estados Unidos, economía, migración y continuidad de la Cuarta Transformación, con el objetivo de instalar percepciones de ingobernabilidad, debilidad política o autoritarismo.

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De acuerdo con estimaciones de consultores en análisis de redes y monitoreos oficiales, el gasto destinado a estas campañas digitales habría superado los 110 millones de pesos a lo largo de 2025. Tan sólo en marzo, tras el caso Teuchitlán, Jalisco, se calcula que 20 millones de pesos fueron utilizados en apenas cuatro días para posicionar tendencias que vinculaban al gobierno federal con supuestas redes del narcotráfico. Más adelante, en noviembre, la propia presidenta denunció que opositores destinaron más de 90 millones de pesos para financiar una red de bots y cuentas falsas que impulsaron la llamada “Marcha de la Generación Z”, con la intención de generar confrontación social y deslegitimar a su gobierno.

Uno de los momentos de mayor intensidad ocurrió tras los roces diplomáticos con Donald Trump, cuando etiquetas negativas contra Sheinbaum se posicionaron de manera simultánea en distintas regiones del país. Episodios similares se repitieron después de anuncios sobre programas sociales, reformas energéticas y avances en infraestructura, reforzando la hipótesis de campañas coordinadas y sostenidas, no de ataques aislados.

En el plano político, los embates más constantes provinieron de figuras del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano. Entre los actores más visibles destacó Ricardo Anaya, quien desde el extranjero mantuvo una narrativa recurrente de acusaciones por supuesto autoritarismo; Vicente Fox, expresidente, que utilizó sus redes para lanzar ataques directos y amplificar mensajes negativos; y Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, quien cuestionó reiteradamente la política social y la conducción del país.

Desde el PRI, Alejandro Moreno “Alito” acusó al gobierno de “fracaso” en seguridad y economía, mientras que desde Movimiento Ciudadano, figuras como Samuel García y Jorge Álvarez Máynez centraron sus críticas en la política económica, fiscal y de infraestructura, con una fuerte amplificación digital. A ellos se sumaron opinadores, cuentas ligadas a grupos empresariales y organizaciones opositoras al proyecto de la 4T.

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La estrategia de desgaste siguió patrones claros: narrativas sobre inseguridad y narcotráfico, señalamientos de clientelismo en programas sociales, cuestionamientos a la política exterior —especialmente frente a Estados Unidos y Cuba— y campañas de desinformación, como la supuesta cancelación de pensiones o la manipulación de cifras económicas.

El gobierno federal optó por no confrontar directamente en redes, apostando por una estrategia institucional basada en datos, conferencias y comunicación directa. A través del monitoreo digital y la sección de Infodemia, se documentaron patrones de automatización y financiamiento opaco. Sheinbaum reiteró que la crítica es parte de la democracia, pero advirtió sobre el uso deliberado de noticias falsas para “intoxicar la conversación pública”.

Pese a la intensidad de los embates, encuestas publicadas durante el año mostraron que la presidenta mantuvo niveles estables de aprobación, lo que sugiere que las campañas negras no lograron un impacto decisivo en la percepción ciudadana. Analistas coinciden en que la sobreexposición de ataques terminó por desgastar a algunos de sus promotores.

Así, 2025 cerró con un escenario de polarización digital, donde la oposición apostó por la confrontación en redes y la narrativa negativa, mientras el gobierno de Claudia Sheinbaum resistió los embates priorizando su agenda social y la comunicación institucional. La disputa política, queda claro, ya no se libra sólo en las urnas o el Congreso, sino cada vez más en el terreno virtual.

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