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Crece robo hormiga y desangra empresas: El delito se elevó 29 por ciento en el último año, con pérdidas millonarias

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Esta modalidad de atraco se ha convertido en una de las principales amenazas internas para empresas de todos los tamaños en México, fracturando la confianza en los centros de trabajo

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

En el Estado de México, día tras día, pequeñas ausencias en anaqueles, bodegas y comercios comienzan a acumular pérdidas que asfixian a empresas de todos los tamaños. El llamado “robo hormiga”, una práctica silenciosa y normalizada, dejó de ser un problema menor para convertirse en uno de los delitos más recurrentes dentro de los centros laborales, con un incremento del 29 por ciento en el último año. El golpe no se escucha, pero se siente.

Para quienes lo padecen, el impacto va mucho más allá del dinero. “Al principio creímos que era un error de inventario; luego entendimos que nos estaban robando desde adentro”, relata Laura, administradora de una tienda de abarrotes en la zona metropolitana.

Como ella, cientos de empresarios descubren demasiado tarde que la merma constante no es casualidad, sino el resultado de sustracciones repetidas de mercancía, insumos o efectivo.

Robo hormiga” por 2 millones de pesos al mes - El Heraldo de Chihuahua |  Noticias Locales, Policiacas, de México, Chihuahua y el Mundo

Las pérdidas económicas son solo una parte del daño. Trabajadores honestos describen un ambiente de sospecha permanente. “Pagamos todos, porque por culpa de unos nos quitaron prestaciones y aumentaron los controles”, cuenta Jorge, empleado de una empresa de distribución. La desconfianza se instala y erosiona las relaciones laborales, generando tensiones que afectan la productividad y el clima interno.

Testimonios recabados por Diario Basta y Edomex Hoy entre comerciantes señalan que el fenómeno se agrava durante temporadas de alto consumo. “En diciembre se dispara; se llevan desde productos pequeños hasta mercancía de alto valor que luego aparece revendida en tianguis”, denuncia el dueño de una ferretería, quien asegura haber identificado patrones claros de colusión entre empleados y compradores externos.

Especialistas advierten que el problema no se resuelve únicamente con cámaras o alarmas. La ausencia de sanciones claras y la normalización social del hurto alimentan este ciclo. “Mientras se perciba como algo sin consecuencias, seguirá creciendo”, señalan expertos en seguridad patrimonial.

El robo hormiga no solo vacía estantes: vacía la confianza, debilita a las empresas y castiga a quienes sí cumplen. Un delito discreto que, acumulado, se transforma en una herida profunda en la economía y en la ética laboral del país.

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