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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En el municipio de Ocoyoacac la espesura del bosque volvió a ser escenario de una escena atroz. Entre la maleza y la tierra húmeda de un camino de terracería, a un costado de la carretera La Marquesa–San Pedro Atlapulco, fue localizado el cuerpo en descomposición de un hombre que, abandonado a la intemperie, terminó convertido en presa de animales salvajes.
La imagen era brutal: un torso carcomido, restos expuestos y la ausencia total de ambos brazos.
El hallazgo fue reportado por un poblador que transitaba por la zona. Al aproximarse, el olor fétido y la visión de los restos confirmaron el peor presagio. Elementos de seguridad estatal y municipal arribaron para acordonar el área y evitar la alteración de la escena, mientras se solicitaba la intervención del personal ministerial.
Peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México realizaron las diligencias correspondientes y el levantamiento del cadáver, cuyo estado avanzado de putrefacción impidió una identificación inmediata. De acuerdo con los primeros indicios, la mutilación de las extremidades habría sido provocada por fauna silvestre que se alimentó del cuerpo tras varios días de exposición.
El caso adquiere tintes aún más inquietantes debido a que, días antes, en el mismo paraje fue localizada una mano humana, lo que refuerza la hipótesis de que el cadáver permaneció durante un largo periodo en el bosque, a merced de animales y del paso del tiempo.
Ahora, el cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense, donde la necropsia buscará determinar si la víctima murió por causas violentas antes de ser devorada o si la fauna solo fue el último eslabón de una muerte silenciosa. Mientras tanto, el hombre permanece sin nombre, reducido a restos y convertido en una historia de horror en los bosques del Estado de México.