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Las medicinas

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Por Eduardo López Betancourt

Uno de los mayores dramas de la salud pública es la escasez de medicamentos, situación que ha provocado no solo protestas airadas, sino consecuencias mucho más graves, entre ellas fallecimientos y un evidente abandono de los pacientes. De manera recurrente, las instituciones del sector sanitario han enfrentado este problema sin lograr una solución eficaz. La situación se agravó tras la desaparición del llamado Seguro Popular, el cual, sin representar una respuesta definitiva, sí contribuyó a atenuar en cierta medida esta crisis.

La adquisición de fármacos recae en la empresa paraestatal BIRMEX (Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México), la cual ha reconocido que no consiguió adjudicar más de la mitad de los insumos requeridos, lo que permite prever, una vez más, un escenario de desabasto.

En torno a esta problemática, la Secretaría de Salud ha asegurado que no habrá falta de medicamentos; sin embargo, tales afirmaciones parecen responder más a expresiones de optimismo que a una realidad verificable. Los datos disponibles resultan preocupantes: más de dos mil productos fueron sometidos a concurso y, de ellos, poco más de mil procesos tuvieron que declararse desiertos.

La autoridad sanitaria sostiene que el suministro se encuentra garantizado y que los concursos sin adjudicación correspondían, en su mayoría, a medicamentos de uso común y, en algunos casos, a tratamientos especializados. Precisamente dentro de este último grupo se encuentran los destinados al combate del cáncer, cuyos efectos han sido particularmente devastadores en la población infantil.

Desde hace tiempo se prometió un sistema de atención médica comparable con el de los países nórdicos; no obstante, dicho planteamiento contrasta de manera evidente con la experiencia cotidiana. Resulta urgente, por tanto, que este grave conflicto sea atendido con seriedad y responsabilidad.

Basta acudir a cualquier unidad médica del IMSS, del ISSSTE o de los servicios estatales de salud para escuchar, sin mayor explicación, la frase recurrente: “no hay medicamentos”. Con frecuencia, los pacientes se ven obligados a adquirirlos por cuenta propia, lo que representa un severo golpe a la economía familiar. Deseamos que la Presidenta de la República, actué frente a este drama y cuya conducta será digna de elogio, logrando plena eficacia.

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