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El presidente del Poder Judicial del Estado de México cerrará el año con percepciones extraordinarias que superan los ingresos de la presidenta de la República
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El cierre de año volvió a exhibir la brecha entre el discurso de austeridad y la realidad salarial del Poder Judicial del Estado de México. Mientras millones de mexiquenses enfrentan procesos judiciales largos y costosos, la cúpula de este poder consolida un esquema de ingresos que lo coloca entre los más privilegiados del país.
El presidente del Poder Judicial estatal, Héctor Macedo, recibirá un aguinaldo superior a los 212 mil pesos, además de una prima vacacional cercana a los 95 mil.
Ambas percepciones rebasan los 150 mil pesos que obtendrá por el mismo concepto la presidenta de la República, un contraste que ha provocado cuestionamientos sobre la congruencia y el uso del presupuesto público.
A estas prestaciones se suma un salario mensual neto de más de 133 mil pesos, cifra que también supera el ingreso de la titular del Ejecutivo estatal.
El paquete de remuneraciones incluye, además, gratificaciones anuales, reconocimientos económicos y primas ligadas a la antigüedad, conformando un esquema que especialistas califican como excesivo en un contexto de crisis institucional.
La comparación no es menor. Mientras desde el ámbito federal se ha insistido en la contención del gasto y la eliminación de privilegios, el Poder Judicial mexiquense mantiene intacta una estructura salarial que, lejos de ajustarse, se consolida año con año.
Para ciudadanos consultados, el mensaje es claro: “la justicia puede tardar, pero los beneficios para los magistrados nunca”.
Las críticas no se limitan al monto de los ingresos, sino a la falta de resultados visibles. Expedientes rezagados, juicios prolongados y una percepción generalizada de ineficiencia contrastan con las cifras que reciben los altos mandos judiciales. Esta disonancia ha alimentado la idea de un poder cerrado, poco transparente y ajeno a la realidad social que debería atender.
El caso del presidente del Poder Judicial no es aislado. Para diversos sectores ciudadanos, refleja un modelo que prioriza los privilegios internos antes que la mejora del servicio. En el Edomex, señalan, la inconformidad no es solo por cuánto ganan los magistrados, sino por lo poco que cambia un sistema de justicia que sigue sin responder a las expectativas de la población.