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La alternativa para ciclistas ubicada sobre la avenida Isidro Fabela fue ocupada de manera irregular por comerciantes de temporada decembrina
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En Toluca, la ciclovía de la avenida Isidro Fabela dejó de ser un espacio de tránsito seguro para convertirse en un corredor invadido por puestos, mercancía y estructuras improvisadas. Lo que fue proyectado como una alternativa de movilidad sustentable, hoy se encuentra bloqueado por el comercio ambulante, obligando a ciclistas y peatones a disputar el asfalto con automóviles y transporte pesado.
“Ya no es una ciclovía, es un tianguis”, reclama Óscar, usuario frecuente de bicicleta. “Cada día hay más puestos y menos espacio. Tienes que bajarte, cargar la bici o salirte a la avenida, donde pasan camiones a toda velocidad. Es un riesgo constante”.
El problema se agrava en el tramo cercano a la Terminal de Autobuses, donde además del ambulantaje, se instaló un caos permanente de vehículos estacionados en doble fila, camionetas de carga y descargas improvisadas.
Las banquetas también están ocupadas, por lo que los peatones terminan caminando sobre lo que queda del carril ciclista, generando empujones, conflictos y accidentes menores.

“Mi mamá ya se cayó una vez porque tuvo que caminar por la ciclovía y una bici pasó muy cerca”, cuenta Adriana, vecina de la zona. “No es culpa de los ciclistas, es que no hay por dónde pasar. Todo está invadido”.
Ciclistas advierten que el riesgo aumenta durante esta temporada decembrina, cuando crece el consumo de alcohol y el flujo vehicular. “Salir a la avenida es todavía más peligroso en estas fechas. Hay más coches, más prisas y más conductores alcoholizados”, señala Jorge, integrante de un colectivo ciclista. “Un golpe puede ser mortal”.
Vecinos denuncian que la invasión creció en las últimas semanas sin presencia de autoridades. “Instalan sus puestos desde temprano y nadie les dice nada. Parece que el espacio público no tiene dueño”, lamenta Patricia, comerciante establecida.
Los afectados exigen operativos permanentes, retiro del comercio irregular y vigilancia constante. “No estamos pidiendo privilegios, solo que se respete un espacio que ya existe”, concluyen. Mientras tanto, la ciclovía de Isidro Fabela sigue desapareciendo bajo el desorden, convirtiendo cada recorrido en una ruleta de riesgo.