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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El martes, el cielo de Coacalco de oscureció en cuestión de minutos esto por una nube espesa de humo gris, mezclada con chispas y brasas incandescentes, brotó desde una bodega de reciclaje de madera que comenzó a arder sin control, convirtiendo la zona en un escenario de emergencia y temor.
Las llamas avanzaron con furia al encontrar montones de tarimas, tablas viejas y astillas apiladas durante meses. El fuego rugía con un estruendo seco, mientras la madera explotaba una tras otra. “Se escuchaban tronidos fuertes, como si algo reventara por dentro. Luego vimos el resplandor naranja y el humo nos tapó todo”, relató José Luis, vecino que salió corriendo de su casa al sentir el calor atravesar las paredes.
Automovilistas que circulaban por la zona detuvieron la marcha al observar la magnitud del siniestro. “El calor quemaba la cara, el aire estaba pesado, te ardían los ojos. Pensamos que iba a explotar algo más”, comentó una mujer que presenció el incendio desde su vehículo. El olor a madera quemada se mezcló con químicos y plástico derretido, provocando náuseas entre los curiosos.
Bomberos y personal de Protección Civil llegaron para contener el avance del fuego y evitar que alcanzara predios cercanos. Chorros de agua y espuma combatieron durante horas las llamas, mientras el crujido de la estructura anunciaba el colapso parcial del inmueble.
Al final, solo quedó un cascarón ennegrecido, techos vencidos y un suelo cubierto de ceniza, como prueba de que la tragedia estuvo a un paso de cobrar vidas.
