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Comunidades como Santa Rosa, San Mateo, Acopilco y San Pedro han reportado la aparición de nuevos frentes de construcciones ilegales
Fernando Ortiz
Ciudad de México.- Más de 30 asentamientos irregulares han sido ubicados en la alcaldía Cuajimalpa gobernada por Carlos Orvañanos, los cuales ponen en riesgo bosques, suelos y agua.
El fenómeno ha impulsado a la administración de Cuajimalpa a implementar el programa de policía guardabosques, una iniciativa que combina vigilancia en tierra, el uso de drones y patrullajes especializados para detener la tala clandestina, invasiones de tierra y otras afectaciones ambientales en barrancas, ríos y zonas de difícil acceso.
Comunidades como Santa Rosa, San Mateo, Acopilco y San Pedro Cuajimalpa han reportado la aparición de nuevos frentes de construcción sin permisos en áreas que deberían permanecer protegidas por su valor ecológico.
El fenómeno de ocupación irregular de suelo de conservación no es exclusivo de esta alcaldía. En toda la Ciudad de México, autoridades ambientales han identificado miles de hectáreas invadidas por asentamientos humanos no autorizados, que van desde viviendas auto-construidas hasta obras sin permisos en laderas y barrancas, incrementando también el riesgo de deslaves e inundaciones.
Al menos 2 mil 500 hectáreas de suelo de conservación han sido invadidas por asentamientos humanos irregulares, superficie equivalente a tres veces el Bosque de Chapultepec en sus cuatro secciones.
Las acciones para frenar este avance incluyen la elaboración de un atlas de asentamientos irregulares y la coordinación con la Fiscalía de Delitos Ambientales para perseguir penalmente a quienes dañan áreas protegidas. Aun con estas medidas, expertos señalan que se requiere mayor inversión y coordinación interinstitucional, además de políticas que ofrezcan alternativas de vivienda digna y regularización, sin comprometer los ecosistemas.
La alcaldía, por su parte, ha subrayado que proteger las zonas boscosas no solo es vital para preservar la flora y fauna locales, sino también para asegurar la recarga de mantos freáticos y la provisión de agua para la capital mexicana, dado que buena parte de la captación hídrica depende del suelo de conservación.
