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En Toluca un hombre no identificado murió tras ser embestido por un vehículo que huyó, posteriormente, fue arrollado de manera sucesiva por otros automóviles que no frenaban
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El estruendo del tráfico se volvió sentencia, en plena mañana del domingo la Toluca-Atlacomulco fue escenario de una muerte atroz y repetida. Un hombre, aún sin identificar, intentó cruzar la vía rápida y terminó convertido en víctima múltiple: primero embestido, luego arrollado una y otra vez por vehículos que no alcanzaron a frenar o nunca lo vieron tendido.
De acuerdo con versiones recabadas en el lugar, el peatón cruzó a la altura de San Cayetano, a escasos metros de un puente peatonal. Un auto que circulaba a velocidad lo impactó de lleno y se dio a la fuga. El cuerpo quedó sobre los carriles. Lo que siguió fue una cadena de golpes secos, llantas pasando, metal y carne, una secuencia que los presentes describen como “una película de terror”.
“Escuchamos el primer golpe y luego varios más, seguidos, sin parar”, relató un automovilista con la voz quebrada. “El tráfico venía rápido; algunos no pudieron detenerse, otros ni siquiera se dieron cuenta. Fue horrible”. Otro testigo, desde un negocio cercano, narró que vio “cómo el cuerpo era arrastrado y vuelto a pegar contra el asfalto”.
Cuando arribaron paramédicos del SUEM, nada había por hacer. Confirmaron la muerte y se retiraron entre miradas de shock. Policías acordonaron la escena para permitir el trabajo pericial. El pavimento quedó marcado por fluidos y restos, un rastro macabro que obligó a cerrar parcialmente la circulación.
La indignación creció entre vecinos y conductores. “Ese puente está ahí, pero casi nadie lo usa”, dijo una comerciante, consternada. “Hoy vimos el precio. Nadie merece terminar así”. Otros exigieron mayor señalización y control de velocidad en un tramo conocido por accidentes.
La Fiscalía mexiquense abrió carpeta de investigación para identificar a la víctima y localizar al primer conductor, cuya huida lo coloca como pieza clave del caso. Cámaras y testimonios serán determinantes. Mientras tanto, el tránsito volvió a fluir, borrando huellas, pero no la imagen: una muerte repetida bajo el rugido de los motores.
