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Entre miles de personas que visitaron la Basílica de Guadalupe… Cae devoto en fosa “casi ve a la Virgen”

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Una caminata de fe terminó en pesadilla sobre la autopista Peñón–Texcoco, donde un hombre de 71 años cayó a una zanja abierta, quedando gravemente lesionado

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

Como parte de la peregrinación 2025 que avanzó hasta la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, en la negrura de la autopista Peñón–Texcoco, un peregrino de 71 años dio un paso en falso y desapareció de la fila, cayendo de manera brutal al fondo de una fosa sin señalización ni iluminación.

El golpe seco y los gritos de dolor rompieron la calma nocturna y convirtieron la caminata religiosa en una escena de terror.

Compañeros de peregrinación corrieron hacia el borde del hueco y, con linternas improvisadas, alcanzaron a ver al anciano atrapado en el fondo, inmóvil y con la pierna torcida de forma alarmante.

“Aquí no se ve nada, es una boca abierta”, repetían, mientras pedían auxilio a gritos. La fosa, de varios metros de profundidad, parecía una emboscada colocada en plena ruta de paso masivo.

Paramédicos de la Cruz Roja llegaron minutos después para enfrentar un rescate extremo. Descendieron con cuerdas y equipo especial hasta encontrar al hombre consciente, pero con una fractura severa en la pierna.

Cada movimiento era una tortura. El polvo, el frío y la tensión hicieron del rescate una maniobra lenta y peligrosa, ejecutada bajo la mirada aterrada de los feligreses.

Tras varios minutos, el anciano fue extraído en camilla rígida y trasladado de urgencia a un hospital de Texcoco. Su estado fue reportado como estable, aunque con lesiones que lo mantendrán lejos de cualquier camino por largo tiempo.

La indignación no tardó en estallar. Peregrinos denunciaron que ese tramo carece de alumbrado y advertencias, pese a ser utilizado cada año por miles de personas, muchas de ellas adultos mayores. La fosa, abierta y olvidada, no fue un accidente: fue una negligencia criminal que convirtió la devoción en tragedia. En esa carretera, la fe caminó a ciegas… y casi le cuesta la vida a un anciano.

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