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Estiman las autoridades que Cada peregrino genera entre 1 y 2 kilos de residuos, el desafío se multiplica cuando se suman millones de asistentes
Juan R. Hernández
Ciudad de México.- Los peregrinos dejan entre 980 y mil toneladas de basura entre el 11 y 12 de diciembre en la Ciudad de México, acumuladas en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe y en calles aledañas, una cifra que evidencia el enorme impacto ambiental de una de las mayores movilizaciones religiosas del país. La magna celebración guadalupana atrajo este año a alrededor de 11.5 millones de personas, cuyo paso dejó banquetas, camellones y vialidades primarias saturadas de desechos.
El flujo masivo de fieles —muchos de ellos con días de caminata— generó montones de residuos sólidos: botellas, empaques de comida, vasos y platos de unicel, envases de plástico, cartón y desechos orgánicos.
Las alcaldías más afectadas fueron Gustavo A. Madero, epicentro de la peregrinación; Cuauhtémoc, especialmente en Paseo de la Reforma; y Venustiano Carranza, por los accesos desde el oriente de la ciudad.
La recolección representó un operativo de gran escala. Personal de la Secretaría de Obras y Servicios, en coordinación con brigadas de la GAM, contabilizó 980 tonela-das de basura en los accesos a la Basílica y sus alrededores, una cifra que rebasa por mucho la capacidad cotidiana de limpieza. Para retirar los residuos, se desplegaron cientos de trabajadores, camiones recolectores y cuadrillas de barrido que trabajaron durante horas para despejar vialidades saturadas.
Aunque la Secretaría de Seguridad Ciudadana movilizó a más de 5,000 elementos para garantizar la movilidad y la seguridad de los peregrinos, el principal reto quedó en manos de los servicios de limpia, que cada año enfrentan los efectos de la acumu-lación masiva de desechos. Vecinos denuncian que la basura provoca malos olores, proliferación de fauna nociva y saturación de coladeras, afectando la imagen urbana y la salubridad.
Autoridades estiman que cada peregrino genera entre 1 y 2 kilos de basura, lo que multiplica el desafío cuando se suman millones de asistentes. Aunque colectivos vecinales y ambientalistas proponen reducir plásticos de un solo uso e instalar con-tenedores diferenciados, la falta de coordinación y la urgencia operativa hacen que la mayoría de los residuos termine mezclado y enviado a rellenos sanitarios.
El fenómeno vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de estrategias sostenibles para eventos masivos. Mientras tanto, las brigadas de limpia continúan trabajando a contrarreloj para devolver la normalidad tras la celebración religiosa más multitudinaria del país.
