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- Negociaciones con Estados Unidos por agua continúan
- Asegura presidenta que no se comprometerá abasto hídrico
- Ferias del Bienestar atienden a miles de michoacanos, asegura Rosa Icela
JUAN R. HERNÁNDEZ
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- La mañana comenzó con un murmullo más espeso de lo habitual en Palacio Nacional. En los pasillos que conducen al Salón Tesorería se respiraba esa mezcla de café recién servido y carpetas apretadas contra el pecho que delatan que habrá cifras, muchas cifras. Y así fue. Dos temas dominaron la escena: Michoacán y el agua con Estados Unidos.
La presidenta Claudia Sheinbaum llegó puntual, con el gesto firme de quien sabe que los reflectores esperan definiciones. Antes de entrar en la marea de números, soltó una frase que fue brújula del día: “Estamos dando seguimiento puntual al Plan Michoacán”.
El recuento comenzó con Ariadna Montiel, quien desplegó las primeras láminas: 405 mil 375 visitas domiciliarias en 102 municipios, más de 3 mil 500 servidores públicos recorriendo pueblos y ciudades.
Las cifras avanzaban tan rápido como los fotógrafos que buscaban ángulos para capturar el momento. El movimiento del censo —como le llaman— se volvió protagonista, un ir y venir de brigadistas que, incluso desde la distancia del micrófono, se sintió como una marea humana empujando el plan.

Luego, Rosa Icela Rodríguez tomó la palabra con su tono pausado, casi pedagógico, para explicar que las Ferias del Bienestar habían atendido a 74 mil personas. Detrás de ella, las pantallas mostraban rostros y jornadas de desarme en Zacapu, Morelia y Lázaro Cárdenas. El ambiente en la sala osciló entre el registro técnico y la postal social.
En el terreno educativo, Mario Delgado habló de asambleas estudiantiles y becas, mientras el anuncio de la Universidad Rosario Castellanos en Michoacán arrancó algunos murmullos entre reporteros. Diez nuevos bachilleratos tecnológicos, sesenta ciberbachilleratos: las cifras parecían no detenerse.
La narrativa productiva llegó con María Luisa Albores y sus 7 mil 12 toneladas de maíz acopiado. Y el cierre del bloque michoacano lo dio el IMJUVE, celebrando mosaicos monumentales hechos por jóvenes “por la paz”, una frase que resonó en el salón como una súbita bocanada de aire fresco.
Luego vino el segundo frente: el Tratado de Agua con EU. El ambiente se tensó un poco. Sheinbaum explicó que las negociaciones con Estados Unidos seguían avanzando y que no se comprometería ni una gota del abasto humano ni del campo. La mandataria detalló el ir y venir de propuestas entre ambos países, casi como si relatara una partida de ajedrez técnico donde cada movimiento importa.
Habló de coordinación con gobernadores fronterizos, de presas, lluvias, ciclos y actas complementarias del Tratado de 1944. Pero más allá de los tecnicismos, lo que subrayó —y que marcó el tono final de la conferencia— fue su promesa de fondo: “Defenderemos los intereses del pueblo de México”.
Al concluir, el Salón Tesorería volvió a llenarse de ese rumor que anuncia que la conferencia termina, pero las preguntas apenas comienzan.
Durante unos minutos, entre laptops cerrándose, cables arrastrados y reporteros enviando las primeras líneas, quedó flotando una sensación inequívoca: Michoacán y el agua no solo fueron temas del día, sino señales políticas de un gobierno que quiere mostrar control en dos frentes donde el país mira con lupa.