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La OIM reporta más de 47 mil personas de origen asiático detectadas en tránsito irregular entre mayo y agosto de 2025, mientras el procesamiento migratorio mexicano cayó un 96%, generando un escenario crítico para la atención humanitaria.
Fernando Ortiz
Ciudad de México.- México vive un aumento en la llegada de migrantes originarios de Asia, de acuerdo con datos recientes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre mayo y agosto de 2025 fueron detectadas más de 47 mil personas asiáticas sin estatus legal transitando por territorio mexicano, una cifra nunca antes registrada.
El flujo coincide con un descenso notable en el procesamiento migratorio dentro del país, lo que ha generado un escenario de mayor complejidad institucional y humanitaria.
Según la OIM, esta ola migratoria forma parte de un reacomodo global en las rutas hacia Norteamérica. Cada vez más personas provenientes de India, China, Bangladesh, Afganistán y Filipinas están ingresando al continente a través de países sudamericanos como Brasil, Surinam o Ecuador, para después avanzar por tierra hacia la frontera norte.
Una etapa particularmente peligrosa de su trayecto es la selva del Darién, en Panamá, un punto donde también se ha registrado un aumento significativo de cruces de migrantes procedentes de Asia-Pacífico.
La migración irregular desde China destaca por su crecimiento acelerado. En apenas cuatro años, los arrestos por ingreso irregular en México pasaron de solo 33 casos en 2019 a más de 14 mil en 2023.
Paralelamente, los solicitantes de residencia temporal de origen chino ascendieron al tercer lugar en 2024, solo por debajo de estadounidenses y colombianos, lo que revela tanto la expansión del tránsito como un creciente interés por establecerse temporalmente en el país.
Mientras los flujos aumentan, el procesamiento migratorio mexicano atraviesa un retroceso notable. Entre mayo y agosto de 2025, México procesó apenas 15,865 casos de migración irregular, una caída del 96 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior.
Las deportaciones también disminuyeron, con solo 3,209 personas expulsadas, en su mayoría originarias de América Latina. Este contraste entre el aumento en las detecciones y la caída en los procedimientos refleja un sistema saturado, con menos capacidad para registrar, orientar o atender a quienes transitan por el país.
Para el antropólogo social Andrés Ortega, esta situación no puede entenderse como un hecho aislado, sino como parte de una transformación mundial.
“Estamos en un momento histórico en el que las migraciones se vuelven globales y no responden únicamente a crisis regionales”, afirmó.
“Las rutas ya no son predecibles, ahora vemos desplazamientos que conectan continentes completos, impulsados por desigualdad, conflictos internos y redes de tránsito que transforman por completo la noción de frontera”, agregó.
También, señalo que esta nueva realidad exige un replanteamiento profundo de las políticas migratorias nacionales.
“Los sistemas de asilo y protección están diseñados para escenarios completamente distintos. Hoy reciben personas con lenguas, necesidades y trayectorias que requieren nuevas formas de acompañamiento. Si el Estado no se adapta, quienes llegan quedan expuestos a violencias múltiples”, dijo.
Las consecuencias sociales también podrían sentirse en diferentes regiones del país. El incremento de población migrante en tránsito prolongado puede generar asentamientos improvisados, tensiones locales, o bien procesos de integración espontánea sin apoyo oficial.
“Cuando las instituciones no acompañan, las comunidades receptoras enfrentan solas el reto de la convivencia, y los migrantes quedan expuestos a discriminación o explotación”, advirtió el antropólogo.
Ante este crecimiento exponencial de personas migrantes provenientes de países asiáticos que buscan transitar o establecerse en México, diversas organizaciones han intensificado sus esfuerzos para brindar asistencia legal, médica y emocional, sin distinción de origen.
Aunque pocas asociaciones se enfocan exclusivamente en población asiática, varias instituciones que trabajan con migrantes y solicitantes de asilo reportan una presencia cada vez más notable de personas provenientes de China, India, Bangladesh, Nepal y países del Sudeste Asiático. Estas organizaciones funcionan como redes de apoyo clave frente a la complejidad del sistema migratorio mexicano.
Una de ellas es HIAS México, que acompaña a solicitantes de refugio con atención legal, protección y servicios psicosociales. Sus equipos han documentado un aumento de personas de origen asiático en búsqueda de alternativas seguras de estancia o tránsito en el país.
En la capital, Asylum Access México ofrece asesoría jurídica especializada para quienes buscan refugio, así como talleres informativos sobre derechos humanos y orientación para mujeres migrantes, incluidas víctimas de violencia o trata.
Además, Casa de los Amigos, también en Ciudad de México, opera un programa de hospitalidad temporal y acompañamiento para personas desplazadas internacionalmente.
A lo largo de varias rutas de migración, Médicos Sin Fronteras (MSF) mantiene brigadas que brindan atención médica y psicológica a personas de todas las nacionalidades. Su presencia es clave en zonas donde las personas migrantes enfrentan riesgos elevados, incluyendo detenciones, extorsiones o problemas de salud derivados de traslados largos.
Otras organizaciones como Sin Fronteras I.A.P. y ALAS A.C. ofrecen apoyo legal, psicosocial y servicios de integración, especialmente en zonas fronterizas o en comunidades donde la presencia de población migrante se ha hecho más visible.
A nivel internacional, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) continúa coordinando acciones de protección, regularización, asistencia humanitaria y orientación para quienes llegan desde regiones lejanas con poco conocimiento del contexto mexicano.
México se encuentra así en un punto de inflexión. El récord de migrantes asiáticos no solo redefine la composición de los flujos hacia Estados Unidos, sino el papel del país dentro de un mapa migratorio global que cambia rápidamente.
