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Los integrantes de una familia fueron ejecutados dentro de su propia casa en la colonia San Martín, luego de que un grupo armado irrumpiera en la madrugada
REDACCIÓN
La madrugada del martes en Jaltenco se convirtió en una pesadilla tras una ráfaga que pocos pudieron contar. En cuestión de minutos, una familia entera fue exterminada dentro de su domicilio, convertido en un campo de ejecución.
Eran cerca de las cinco cuando hombres armados irrumpieron en la vivienda de la calle Francisco I. Madero y descargaron su furia en recámaras y pasillos, dejando un rastro de muerte que heló a la colonia San Martín.
“El sonido fue seco, repetido… como si tronara la misma arma una y otra vez. Nadie salió, todos nos tiramos al piso”, recuerda don Eduardo, vecino de más de veinte años en el barrio. Su voz se corta cuando intenta describir la escena posterior. “Nunca imaginamos algo así, ni en películas”.
Cuando los disparos se apagaron, llegó el silencio espeso del horror. Minutos después, la policía municipal ingresó al domicilio alertada por llamadas de vecinos.
Dentro encontraron el cuerpo de Ingrid, de 31 años, en su habitación; el de Miriam, de 50, tendida junto a la cama; Hernán, de 30, recostado pero sin vida; y Jesús, de 54, tirado en el pasillo. Todos presentaban disparos directos, sin señales de defensa. La masacre había sido ejecutada con precisión y saña.
Los doce casquillos percutidos regados en la sala y el corredor formaban un mapa del ataque. Peritos estatales los recogieron uno por uno mientras registraban el domicilio, convertido en un escenario aterrador.
Una fuente policiaca comentó que el ataque habría derivado de una confrontación previa entre los agresores y la familia, aunque no se ha establecido el motivo exacto.
Los paramédicos apenas pudieron confirmar los decesos. “No había nada por hacer. Era evidente que los agresores buscaban rematarlos”, dijo uno de ellos fuera de grabación, aún con la mirada perdida.
En Jaltenco, el miedo se volvió palpable. Las calles quedaron vacías, las ventanas cerradas. “¿Cómo dormimos ahora? Si entran a matar a toda una familia sin que nadie pueda hacer nada, ¿qué nos espera?”, lamenta una mujer que observaba el levantamiento desde la esquina, abrazando a su hijo.
Aunque la Fiscalía mexiquense abrió una carpeta de investigación y analiza cámaras cercanas para identificar a los ejecutores, los vecinos desconfían.
Acusan que la zona quedó abandonada desde hace meses y que los patrullajes son escasos o inexistentes.
