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El incendio de un puesto informal en Ingenieros Militares destapó la saturación de comercio en las calles que el gobierno de Isaac Montoya no ha podido contener.
DIEGO RAYA
GRUPO CANTÓN
Habitantes del municipio de Naucalpan de Juárez, encabezado por el presidente municipal Isaac Martín Montoya denunciaron la proliferación de comercio informal en la Avenida Ingenieros Militares, lo cual provoca una movilidad peatonal muy reducida, así como problemas de salud por la poca limpieza que existe.
Tras un incidente que involucró el incendio de uno de estos puestos informales en la vialidad que conecta al Estado de México, con la capital del país, los residentes del municipio aprovecharon para sacar a la luz los problemas que genera la ocupación de banquetas y zonas destinadas al tránsito de peatones, la cual es complicada de ejecutar.
Según los habitantes, los comerciantes informales establecidos en Ingenieros Militares se dedican a la venta de alimentos principalmente, por lo que es común ver el uso de tanques de gas en los puestos. Además del riesgo que representa la operación de tanques de gas, otro problema es la poca limpieza que existe en la zona por la misma venta de comida.
Otro problema importante que los afectados denunciaron es el acaparamiento de la vialidad para estacionar motocicletas, las cuales también afectan al tránsito efectivo de vehículos; según los reportes, las motocicletas pertenecen a los propios comerciantes informales. A la convulsa movilidad vehicular también se suma la falta de organización de algunas combis que se estacionan en el sitio.
Algunos de los habitantes de este municipio urgieron a las autoridades a supervisar los comercios que se encuentran establecidos en las banquetas de la Avenida Ingenieros Militares, así como a actuar contra la poca regulación que existe en materia de comercio informal en Naucalpan de Juárez, ante una posible situación de riesgo para los peatones.
“Esto ya es insostenible”, expresó Teresa Aguilar, vecina de la colonia cercana a Ingenieros Militares. “Las banquetas están invadidas, no se puede caminar y siempre hay basura acumulada por los puestos. Vivimos con miedo de que un tanque de gas explote o de quedar atrapados entre las motocicletas que ellos mismos estacionan en cualquier parte”.
