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De nepobaby a concejal 

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Por Lengua larga

En la Miguel Hidalgo todos lo saben y todos lo comentan: Nepobaby Viggiano llegó con la chequera de mamá en la mano, la ilusión de que el apellido Moreira iba a tapar su incompetencia y la esperanza de que con dinero podía comprar aplausos y sillas llenas para su primer informe como concejal. Qué equivocado estaba. Lo que prometía ser un desfile de éxito familiar terminó siendo un vacío monumental, una exhibición de cómo ni el oro ni las influencias familiares pueden disimular que eres un político de pacotilla.

Lo cierto es que, aunque su mamá moviera cielo y tierra, aunque Rubén Moreira hubiera soplado billetes desde su escritorio, la gente lo reconoció desde lejos: mal político a la distancia. Ni discursos ensayados, ni fotos “cute”, ni regalos estratégicos lograron que alguien creyera en Nepobaby. Las sillas vacías, los murmullos y el silencio ensordecedor fueron el reflejo más cruel de su fracaso.

Pero Nepobaby no se rindió. ¿Qué hace un político sin seguidores reales? Paga. Así fue como destinó 50 mil pesos para que estudiantes del Poli fueran a “apoyarlo”. El resultado: los jóvenes cobraron, se embolsaron el dinero y ni se molestaron en aparecer. Así es, cobraron por ir a escucharlo… y se olvidaron de que el bebé de mamá tenía un informe que presentar. Ahí quedó Nepobaby, con su sonrisa congelada, papeles en mano y un Plan Sexenal que parecía más un borrador olvidado que una estrategia seria.

Moraleja: puedes nacer en cuna de oro, tener padrastros influyentes y una mamá que mueve montañas… pero si no tienes talento político, ni toda la chequera del mundo te salva de la humillación pública. Nepobaby Viggiano lo aprendió a golpes, entre sillas vacías y miradas que decían “no te creemos nada”.

Si pensaban que el apellido aseguraba respeto, los vecinos de Miguel Hidalgo demostraron lo contrario: aquí no hay billete que tape incompetencia. Nepobaby puede presumir fotos, cheques y conexiones familiares, pero seguirá siendo recordado como el concejal que ni con mamá, ni con padrastro, ni con dinero logró convencer a nadie. Y lo peor: a nadie se le va a olvidar su rotundo fracaso.

Y bueno, el joven podrá dar misa, podrá justificar lo que sucedió pero bueno, de algo puede sentirse bien, la cúpula priísta lo felicitó por no hacer nada y miren que el PRI, de eso, sabe bien.

Más allá de todo, queda claro que Juanpi no más no da una. Pero bueno, era de esperarse porque quien le dio clases para ser concejal fue Altagracia Méndez, a quien dicen, le apodan “la chacha más cara de la MH”; bien se sabe que la mujer no sabe trabajar de concejal pero eso si, bien que se dedica a limpiar por todos lados.

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