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REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La confirmación del fallecimiento de Cecilia Morales cayó como un golpe devastador en la comunidad de San Cristóbal Huichochitlán, al norte del municipio de Toluca. La joven madre no resistió las quemaduras sufridas hace catorce días, cuando la acumulación de gas en su vivienda provocó una explosión que la dejó gravemente herida junto a su hijo menor, quien permanece hospitalizado en condición delicada.
El barrio, acostumbrado a enfrentar carencias, hoy se siente más vulnerable que nunca.
Vecinos recuerdan con claridad la madrugada del siniestro: un estruendo que cimbró la calle Vicente Guerrero y una columna de humo que anunciaba lo peor.
“Fue una escena que no se olvida. Salimos corriendo y vimos la casa destrozada. Ahora enterarnos de su muerte es como revivirlo todo”, narra doña Rosario, habitante de la zona. La noticia avivó la indignación entre los residentes, quienes reclaman que esta tragedia pudo evitarse.
Para muchos, la explosión es consecuencia directa de la falta de programas públicos de revisión de instalaciones de gas. “Aquí nadie supervisa nada; cada familia se las arregla como puede. ¿Por qué no vienen a revisar? ¿Por qué no hay campañas reales? Todo mundo sabe que las fugas son comunes en estas colonias”, critica Alejandro, un joven vecino que asegura haber reportado en otras ocasiones olores de gas en viviendas aledañas, sin recibir atención oficial.
La explosión no solo arrebató una vida y dejó otra pendiendo de un hilo, sino que desnudó las condiciones precarias en las que viven cientos de hogares.
