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Por Salvador Guerrero Chiprés
PARA FORTALECER LA PREVENCIÓN
Diciembre es una prueba colectiva en la cual no basta con desear un buen cierre de año, sino construirlo con actitud preventiva capaz de permitir celebraciones sin riesgos.
El tránsito se intensifica, los horarios se alteran y las rutinas se desdibujan. Hay más autos en circulación, prisa, celebraciones y cansancio acumulado. En promedio, cada día, la línea de emergencias 9-1-1 atiende 77 reportes de accidentes viales, que se incrementan entre 20 y 30 por ciento en el último mes del año.
Esta situación no es algo inevitable, sino recordatorio de que la movilidad segura depende de decisiones sencillas: manejar con moderación, respetar la velocidad, planear traslados, evitar el alcohol al volante y prever alternativas de regreso.
Lo mismo sucede en casa. Diciembre transforma los hogares: cables, luces, extensiones, adornos y velas conviven con actividades intensas y espacios saturados. La mayoría de los incendios domésticos de la temporada —también con aumento promedio de 20 por ciento— se originan en sobrecargas eléctricas, adornos defectuosos o instalaciones improvisadas. Y la gran mayoría son evitables.
Basta revisar conexiones, usar equipos en buen estado, colocar el árbol de Navidad lejos de fuentes de calor, evitar enchufes múltiples, apagar luces al salir de casa o al dormir, supervisar a niñas y niños y mantener velas bajo control. La prevención es una suma de pequeños hábitos que protegen la vida.
La política preventiva no es un discurso de advertencia, sino oportunidad para que ciudadanos y autoridades encuentren terreno común. El despliegue de seguridad y prevención generalmente dispuesto por la Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, amplía la capacidad colectiva de disfrutar sin sobresaltos.
Este mes merece un cierre de año con intención y parafrasear lo que alguna vez cantó José Alfredo: diciembre me gustó… para fortalecer la prevención.
