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Por Pedro Linares Manuel
Desde la antigüedad, diversas culturas han relatado la presencia de seres provenientes de otros mundos. Le llamaron “Hijos de las Estrellas”, “Instructores Divinos”, “Señores del Cielo”. Más allá de la fantasía moderna, la gnosis enseña que la vida inteligente se manifiesta en múltiples dimensiones y que la humanidad no está sola en el cosmos. Los extraterrestres —en su acepción esotérica— no son invasores, sino viajeros conscientes cuya misión ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.
SERES DE CONCIENCIA AVANZADA
Los auténticos seres extraterrestres no son figuras de ciencia ficción, sino inteligencias despiertas, alineadas con las leyes universales. Su evolución espiritual supera la nuestra por milenios, y su presencia tiene un propósito: guiar, observar y ayudar a las civilizaciones jóvenes a recordar su origen divino.
No buscan adoración ni poder; buscan armonía. Su tecnología no es metálica, sino vibracional. Su lenguaje no es verbal, sino telepático. Son maestros silenciosos que actúan sin interferir en el libre albedrío.
LA MISIÓN: DESPERTAR
A LA HUMANIDAD
La humanidad vive atrapada en el materialismo, el ruido mental y el egoísmo colectivo. La misión de estos seres es colaborar en el despertar de la conciencia, inspirar avances científicos y abrir puertas de comprensión espiritual. A lo largo de la historia, han surgido impulsos de conocimiento —matemáticas, astronomía, medicina sagrada— que no podrían explicarse sin ayuda externa. La gnosis revela que esos impulsos forman parte de un plan evolutivo.
CONTACTO INTERIOR,
NO EXTERIOR
El verdadero contacto no ocurre con naves físicas, sino en los mundos internos. Las razas cósmicas se comunican con quienes han purificado su mente, elevado su vibración y cultivado un corazón humilde. El diálogo con seres superiores es posible solo cuando el ego se apaga y el alma se vuelve receptiva.
La pregunta no es “¿Cuándo vendrán?”, sino “¿Estamos preparados para comprender su mensaje?”. El contacto comienza en la meditación, en el silencio, en la pureza interior.
Los extraterrestres no vienen a salvarnos ni a dominarnos. Vienen a recordarnos nuestro propósito: evolucionar, despertar y vivir en fraternidad universal. Somos parte de una gran familia cósmica, y la misión de estos seres es acompañarnos hasta que recuperemos nuestra verdadera identidad espiritual.
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