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La máquina de rabia de la Ultra-derecha

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Por Sabina Berman

¿Qué tipo de animal político es la Ultra-derecha del siglo XXI?

Estas son algunas de sus claves, según Jessé Souza, el experto brasileño que estudió el golpe de Estado en su país.

1. La ultra Derecha está articulada a escala mundial.

Comparte un solo relato armado en sus think-tanks; comparte una bolsa de dinero en teoría ilimitado; y comparte una estrategia internacional.

Por eso en la marcha del sábado pasado muchos marchistas llegaron con pancartas que le rogaban a Trump que invadiera México y terminando la marcha Trump publicó en su cuenta de X una foto de la violencia ocurrida –la foto del momento más dramático: humo, una bandera—y la promesa de que “está “considerando invadir México”.

Pancartas y tuit de Trump estaban de antemano acordados. En medio los porros solo provocaron los hechos cuyas imágenes ilustraron el tuit.

2. La Ultra-derecha renunció hace tiempo a la realidad y se dedica solo al relato.

Para ella la narrativa está por encima de los hechos. Y más: crea hechos para ilustrar su narrativa, como los que creó de forma premeditada en el Zócalo.

Y más: el fin es imponer su narrativa a los hechos, aplastar los hechos hasta que convertidos en plastilina se ajusten a la narrativa.

3. La Ultra-derecha apuesta a crear un malestar continuo y explosiones de rabia.

El continuo bombardeo de malas noticias desde los medios de la Derecha busca hacer sentir al ciudadano molesto y asqueado.

Y luego la Ultra-derecha le da las oportunidades de desfogar ese malestar en rituales de rabia colectiva.

Porque la nueva Derecha ha descubierto que la multitud rabiosa es una de las experiencias humanas más emotivas, mucho más emocionante que el orgasmo de dos en la intimidad.

Ya no la política: la rabia en masa.

Eso lo había descubierto ya Mussolini y lo usó Hitler hasta el paroxismo.

4. La Ultra-derecha de hoy busca deslegitimar al Estado; y más: satanizarlo.

El mensaje de la nueva Derecha es que el Estado es en esencia –y de forma inescapable—corrupto e incapaz. Como lo dice Salinas: los gobiernícolas son el problema, no la solución.

La paradoja es que el ciudadano promedio al convencerse de ello, se vuelve enemigo del único instrumento viable para la re-distribución de la riqueza y la defensa de sus derechos individuales.

5. La Ultra-derecha ofrece a las personas la dignidad de sentirse superiores al Estado corrupto.

No les ofrece un estar en pro de algo porque carece de un proyecto definido, pero sí les ofrece esa supuesta grandeza.

6. En México el objetivo de la Ultra-derecha liderada por Salinas no es ganar la próxima elección (eso es una posibilidad muy remota): es dar un golpe de Estado o la invasión de Trump.

Lo que no podría lograr por los medios democráticos –proponiendo un proyecto de país y acumulando una mayoría de votos–, pretende lograrlo azuzando el odio de una minoría –y en un golpe de violencia.

7. La vieja Derecha centrista al someterse a la Ultra-derecha de Salinas, no tendrá retorno: está cometiendo un suicidio.

El PRIAN hoy se descerebra para entregarse como un zombie a un empresario que mañana puede dejarlos caer como a un peso muerto por cualquier razón.

Si el gobierno le ofrece negociar sus deudas fiscales a cambio de que abandone la política. O si decide irse a vivir a Paris, más pobre que otrora, pero todavía millonario.

Dos posibilidades que hoy su equipo de asesores consideran.

8. La Izquierda ha reaccionado bien: informando, informando, informando.

Para desmontar el relato falso de la Ultra-derecha, ha ido mostrando los hechos duros que solapaba.

Mostró que los líderes de la marcha del sábado pasado no eran veinteañeros apartidistas, como se presentaron, en realidad eran empleados de Salinas y el PRIAN; y mostró que los alcaldes prianistas, Alessandra Rojo y Mauricio Tabe, pagaron a los porros que provocaron los momentos violentos.

9. Pero no basta. Contra el golpismo hay que activar la Ley y las sanciones que ordena contra actos de sedición.

La política existe para evitar la guerra y su violencia. Y la Ley existe para enmarcar y proteger a la política pacífica. Así, cuando la política se convierte en violencia, la Ley de servir contra ella.

¿Dos alcaldes pueden pagar con dineros públicos a porros que atacan con bombas (un delito)–y quedar impunes?

¿Un empresario puede llamar a un golpe de Estado desde una televisora cuya concesión le mantiene el Estado –y no se le retira la concesión?

10. La Ultra-derecha no debe ser tratado igual que cualquier otro animal político de la Democracia, porque es un animal que se devora a la Democracia.

La Ultra-derecha es el llamado a la violencia. Y permitir la violencia no lleva a la paz. Lleva a más violencia.

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