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EDUARDO LÓPEZ BETANCOUR
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Voces

Gertz Manero, fuera

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Por Eduardo López Betancourt

SIN RECATO NI LÍMITES

Una de las renuncias más esperadas en los círculos de poder es la de Alejandro Gertz Manero, un personaje impresentable cuya conducta ilícita marcó a la Institución jurídica más importante del País, la cual convirtió en un centro de operaciones al servicio exclusivo de sus intereses.

Cometió innumerables atropellos que, bajo ningún concepto, pueden quedar impunes. Con crueldad inusitada persiguió a quienes consideraba enemigos personales; de su furia no escapó nadie, ni aún sus familiares. Sin moderación alguna, fabricó delitos, amenazó a jueces y funcionarios, y transformó la Fiscalía en una auténtica Gestapo. No tuvo recato ni límites para intervenir en la vida privada mediante un sistema de espionaje.

Inventó carpetas de investigación con las cuales intimidaba y mantenía al país en un estado de terror. Jamás se preocupó por combatir al crimen: sólo le interesó desatar sus pasiones, rencores y odios. Fue el fiscal de la perversidad. Sus actos siempre estuvieron envueltos en polémica y, lo más grave, se enriqueció de manera desmedida. Se le relacionó con hechos delictivos de alto nivel, donde se incluyen dineros mal habidos en paraísos fiscales, y manejó, sin pudor alguno, una impunidad escandalosa.

Es momento de que Gertz Manero sea juzgado conforme a derecho. La arbitrariedad debe erradicarse por el bien de una etapa crucial para el país, donde prevalezcan la ley y la justicia.

En el mismo contexto, los resultados de su gestión fueron nulos. Como nunca, la Fiscalía obtuvo una reprobación absoluta. Su trayectoria es vergonzosa: en cada cargo que ocupó terminó renunciando por ineptitud y fracasos. Aunque fue hábil para escalar en el poder, la traición siempre lo definió. A quienes lo apoyaron les dio la espalda, y con sus críticos fue violento y despiadado.

Insistimos: es indispensable que los actos de quien tanto daño causó a la sociedad sean juzgados por el bien de México. Gertz Manero se marcha dejando una huella infernal, pero también la esperanza de que, en materia de justicia, se alcancen los resultados que el país exige. Hoy México está de fiesta: el beneplácito por su salida no tiene límites.

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